#44 - PEDIR SU CORAZÓN

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El avión despega de Madrid después de una larga espera. El viaje se ha vuelto eterno. He dormido como un oso las primeras seis horas de vuelo. Intento distraer mi mente de lo que sucederá hoy por la noche. Evadir se ha vuelto mi forma de escapar de las angustias que he sentido estos días. Tomo el libro que he comprado en Madrid, Donde termina el arcoíris.

Después de dos horas y media adictivas de lectura, quiero romperlo. Quiero arrancar cada hoja y masticarlas como si pudiera provocarle dolor. Linda historia, mal para leerla.

—¡Ugrrr! — Cierro de golpe el libro. La chica que va a mi lado me observa aterrada.

—¿Te encuentras bien? —Española, su acento la delata.

—Sí, —resoplo intentando controlarme.

—Parece que el libro te ha disgustado. —Afirma. Mete la mano a su bolso y saca una paleta que antes de responderle se la ha llevado a la boca.

—Sí, —niego con rapidez, —no. Bueno, es solo que... —me observa expectante. —Ya sé dónde parara el asunto. Negara enamorarse de su mejor amigo, ambos sufrirán y al final cada quien tomara caminos diferentes. ¡Vaya, justo lo que necesito leer ahora!

—Lo he leído, a mí me pareció divertido. ¿Has visto la película? —Me cuestiona girándose por completo lo que me anuncia que desea iniciar una conversación seria.

—Amm...no. No sabía que existía una película sobre este libro. —Me observa traviesa.

—Tienes que terminar el libro, ver la película y después llorar en posición fetal bajo la regadera si lo que te ha enfadado es que estas enamorada de tu mejor amigo y este esta con otra. —Suelta una carcajada ante su comentario, finjo que fue graciosa, pero mi semblante me delata. —¡Oh, Dios! ¿En dado en el clavo? —Dice estupefacta.

—No. Para nada. —Intento terminar la conversación y desvió la mirada.

—Bueno, entonces es a la inversa, —insiste, —¿tu mejor amigo está enamorado de ti y no puedes corresponderle? —Sus labios se vuelven una pequeña curva mostrando los dientes. Guiña un ojo.

Estoy a punto de estrellarle el libro en la cara. Pero reconozco que no ha hecho el más mínimo intento para enfadarme, soy yo la que no estoy controlando el caos que llevo dentro. Me sigue observando deseando una respuesta. Mi serenidad le indica que desista.

—Lamento si te incomode, solo intentaba platicar. Disculpa. —Se acomoda en su asiento y se ajusta los auriculares.

—Zoé Echegaray, —le extiendo la mano y me ve sorprendida.

—Marcela Villa. —Responde sin resentimiento alguno.

—Pedirán mi mano. —Digo mientras mis flacuchos dedos tamborilean sobre la pasta del libro, por la ventanilla observo las nubes inmóviles. Dignas de simbolizar la paz.

—¿En serio? ¡Madre mía! —Vuelve a ladearse para asegurarse de que ha oído bien. Nuestras miradas se cruzan. —Ya entiendo, los nervios te están matando ¿no?

—La incertidumbre de saber que pasara cuando todo esto concluya. Eso me esta matando. —Entre cierra los ojos y arruga la nariz al oírme.

—No estas convencida ¿cierto? —Me encojo de hombros sin decir nada. —Oww, bebé. Solo son los nervios, pero... —hacer una larga pausa, —le amas, ¿no?

Vuelvo a fijar la mirada sobre la ventanilla. Surcamos las nubes con una cautela perfecta. El sol se vuelve tenue entre las nubes que se tornan un poco oscuras, amenazan con alterar la paz del cielo. Me ausento por unos segundos de la pregunta de Marcela. En verdad no quiero responderla, me aterra más a mí que a quien pueda oírme hablar con la verdad. Soy la única que entiende mi tonta decisión.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2017 ⏰

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