Capítulo 1.- Deberías salir más a menudo

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Capítulo 1.- Deberías salir más a menudo

Tyago acababa de salir del trabajo y a pesar de ser un día sábado, sabía que la oficina no esperaba, los seguros no esperaban, el arte no esperaba. Ese era su mundo, el mundo que amaba, el que le daba todo lo que necesitaba para esconder ciertos pecados de juventud de los que francamente no estaba arrepentido y no se permitía ni siquiera un respiro en agradecimiento a semejante oportunidad. Sin embargo había gente que no pensaba igual que él, concretamente ciertos empleados suyos que, a sus espaldas, lo habían anotado en una jornada de cita a ciegas de la afamada agencia Sogno di Amore... "Tienes que salir más, Tyago" le había dicho uno de ellos, Ivory, el que más confianza le tenía, y luego de eso le había entregado las instrucciones para descargar la aplicación en su teléfono celular.

Todavía no entendía cómo es que había aceptado y no los había despedido a los cinco, quizás porque no estaba de humor para enfrentar demandas por despido injustificado, tal vez porque algo de verdad había hallado en las palabras de Ivory. Lo cierto era que allí estaba, a la salida del Museo, esperando a su cita para llevarlo... ya vería a dónde. Quizás a un clásico café estereotípico para este tipo de situaciones.

Ya eran las once de la mañana y generalmente las personas descansan hasta tarde los sábados pero para Jahi no siempre era así. El mantener una revista de la talla de Enjoy! resultaba en realidad bastante agotador y sumándole las fiestas nocturnas y sesiones de sexo sin compromiso que él acostumbraba, era más que normal el no desear en su vida a una pareja que pudiera resultar demandante de atención. Lo que no contó fue que Lucas, su padre, buscando ver pronto nietos en los brazos de su hijo adoptivo, lo inscribiera a la ronda de citas a ciegas de Sogno Di Amore sin avisarle.

Cuándo Jahi recibió por email el itinerario de las citas y el enlace para descargar la aplicación, casi lanzó la silla reclinable por la ventana de su oficina. Estuvo a punto de llamar a una junta extraordinaria y urgente a todos los miembros de su equipo para dar con el creativo al que se le ocurrió jugarle esta broma y hacerle pagar bien caro el atrevimiento, pero justo entonces su padre lo llamó para informarle que había sido él quién le había inscrito. Con una voz dulce y melancólica, le pidió que por favor asistiera; ¿Quién sabe? tal vez podría encontrar a alguien idóneo, sólo debía darse una oportunidad. Había pocas personas en el mundo a las que Jahi era incapaz de negarles algo y su padre era una de ellas; a pesar de no ser su padre biológico, había sido realmente un ejemplo para él y lo adoraba por sobre todas las cosas.

Así que luego de un par de horas de sueño y unas llamadas rápidas para verificar que la revista siguiera en pie durante su ausencia con instrucciones precisas de llamarlo en una hora, Jahi llegó a la cita con puntualidad, vistiendo un pantalón azul marino a la cadera enmarcado por una pequeña cadena en la cintura y una blusa blanca que aunque sencilla a primera vista, era de marca al igual que los zapatos negros de tacón, lentes oscuros ahumados y el discreto pero práctico bolso donde cargaba con algunos aditamentos de trabajo y otros de diversión en caso de alguna emergencia o por si la cita le parecía muy aburrida. Ya la aplicación de la agencia le había indicado que su cita misteriosa estaba en el punto de encuentro, de la cual sabía solo el pseudónimo de "Tyago" ya que no tenía ni fotografía de perfil o algún detalle del susodicho. Él tampoco había puesto fotografía ni detalles en su perfil, pero su padre lo había inscrito y precargado su nombre en la app.

Jahi agradecía que al menos el día se sintiera algo fresco a pesar del sol. Lo menos que quería era estar sudado todo el tiempo.

Suspiró antes de enfocar la vista hacia el hombre que estaba cerca del pilar de la entrada, apreciándolo a pesar del tono ahumado de su visión por los lentes. Se trataba de un hombre mayor que él, de piel un poco más cobriza que la suya. Tenía un largo y ondulado cabello castaño profundamente oscuro cubriéndole un poco los hombros y una parte de su ancha espalda. Se veía bastante desaliñado, pero parecía seguro de sí mismo por su porte. Era también mucho más alto que él y tenía una corta y tenue barba. Y cómo no, un buen trasero que no era nada fácil de ignorar a pesar del abrigo que llevaba encima. Jahi sonrió con satisfacción descubriendo que a simple vista el tipo le había gustado, tenía un aire bohemio que le atraía bastante.

Y fueron precisamente los pasos firmes de Jahi, con ese claqueteo confiado, los que trajeron a Tyago de regreso al mundo de los conscientes, enfrentándolo con la imagen de un joven fértil de piel canela encantadoramente arreglado que tenía un aire profesional y sin dudas debería serlo en algún círculo en el cual la apariencia era sin dudas fundamental. Intentó no recordar su propio atuendo, no porque fuese inadecuado, a fin de cuentas no estaba mal vestido, sino porque contrastaba bastante la sencillez con la concienzuda combinación de colores del otro. Él no llevaba más que unos pantalones de lino color crema y una camisa blanca con el botón de cuello desprendido, zapatos oscuros y sus eternas gafas de sol, para no pasar la vergüenza del día estornudando por los rayos del sol en los ojos. Las cuáles se quitó para mirar hacia abajo al diminuto pero llamativo hombre; apreciando las generosas curvas de su cintura y caderas, cómo quién no quiere la cosa.

—Hola, mi nombre es Jahi... ¿Eres Tyago, verdad? —Extendió su mano a modo de saludo, esperando que en verdad el galán resultara ser el hombre con el que tendría la cita y de no ser así, bien podría escabullirse con él.

El tono confiado y la avasalladora presencia del joven de cabello castaño claro lo hicieron sonreír y entendió inmediatamente que también le gustaba. Por lo visto no se andaba con rodeos ni tenía miedo de equivocarse, lo cual realmente le atraía en un hombre.

—Así es —respondió tomando la mano de Jahi para besarla en el dorso como todo un caballero. —Santiago Arana a sus servicios, Jahi Wadlow— Sonrió, se divertía aparentando ser un caballerito perfecto aunque distaba bastante de serlo, Jahi no lo sabía aún, ya tendría tiempo de comprobarlo a lo largo de la cita y de reírse de sus ademanes de cortesía.

Una sonrisa adornó el rostro de Jahi cómo respuesta «¡Buena jugada! », pensó al recibir el beso en el dorso de la mano y aunque no se dejó llevar tan fácilmente por la atención, ya tendría tiempo de observar en los detalles a su acompañante. Cuando escuchó su nombre completo salir de los labios del hombre de barba, se perturbó por un momento. Estaba tan acostumbrado a mentir sobre su identidad en sus andanzas nocturnas y olvidó que su padre lo había registrado con sus nombres verdaderos. Hizo de tripas corazón y volvió a sonreírle a Tyago. En definitiva contrastaban en sus atuendos, pero a Jahi le agradaban los hombres que se sintieran seguros y cómodos con lo que usaban, sin apenarse de nada y al parecer, Tyago lo era. Todo él irradiaba seguridad y carisma —Santiago, es un placer —Dijo con coquetería, saboreando el nombre del otro al decirlo, definitivamente le había gustado ese hombre, le parecía carismático y pudo detectar un extravagante acento extranjero que le pareció seductor.

TRIO DESASTRE (+18 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora