–Volvió a pasar de nuevo, ya se está volviendo tedioso, pero no dejan de arrastrarme a ese lúgubre abismo. Dolido en lo profundo y sin salida, las fuerzas me abandonaron con el alma partida, esas horribles palabras me habían lapidado... odio... odio ésta condenada memoria, que no para de jugarme bromas... estos sentimientos que a la soledad me sentenciaron...
...
Habían pasado un par de días desde que la Quimera retornó a su habitual estado de reposo, para la fortuna de los huéspedes del refugio, quienes no resistirían otro ataque sísmico de su parte.
Val ocupaba su tiempo en lo habitual, con la diferencia de que por primera vez en mucho tiempo, madrugó con un resonante y forzado bostezo mañanero que anunció su despertar.
– ¡Mmmh, buenos díaaas! – exclamó con una sonrisa pegada al rostro, mientras echó de lado las cuatro sábanas que tanto la obligaban a hacer una nube en la que quería encerrarse para siempre. Pero hoy era distinto, vistió sus usuales harapos, caminó hasta la sala, donde se fijó en su adormilado y pequeño felino blanco.
– ¡Buenos días compañero! – exclamó tomando a Noche en sus brazos, levantándolo del sofá en el que se había puesto absolutamente cómodo – ¿Dormiste bien? – la respuesta a su contenta pregunta fue una molesta mueca de un gato que a duras penas si podía tener los ojos abiertos –Uy, perdón, perdón, hacía tiempo que no despertaba así, ¿Qué hora es? – preguntó devolviendo a Noche al sofá, un intento en vano, pues le había arrebatado cualquier intención de reconciliar el sueño.
–Las once de la mañana niña– respondió malhumorado el reloj-demonio de la sala.
– ¿Ho, en serio? ¡Qué bien! –Ni se inmutó al antipático comentario del reloj, pues de hecho, era lo más temprano que se había levantado.
Alejándose del tosco ambiente generado por la amargura de la sala, Val se dirigió a la habitación de Ángel, que a diferencia del resto, parecía ser el más tolerante del lugar, además esa puerta semi abierta para la joven peli morado significaba "puede pasar, pero no haga escándalo", convenientemente esto estaba escrito en un letrero pegado con cinta en la puerta.
– ¡Buenos días Al! – exclamó asomando su cabeza en el marco de la puerta en un tono pícaro que no llamó en lo más mínimo la atención de Ángel, quien se le veía muy concentrado moviendo cordones, fotos y anotaciones en un escritorio que Noche le había ayudado a encajar en su habitación.
–Mmh, quien lo hubiera dicho... si la enlazamos con el motín entonces... si, eso tiene sentido.
– ¿Sigues de nuevo en eso? – preguntó acercándose con una curiosa mirada, cuya atención se centró en el escritorio.
–Incorrecto, no lo hago de nuevo, pues no he parado en horas– respondiendo a su pregunta en tono neutral y carente de emociones de algún tipo, esas ojeras eran prueba de lo que el joven decía.
– ¿Pero qué es?, ¿para qué es? – preguntó mientras Noche subió de un brinco a su cabeza, pues puede ver mejor el esquema desde ahí.
–Aquí hay algo muy interesante, mira esto por ejemplo– respondió señalando un cartel cuya imagen era la de una manchada y sonriente chica de tez morena.
–"Vetada"... –leyó en voz baja antes de que sus pupilas se dilataran al darse cuenta de su aspecto familiar – ¡Hey, tiene las orejas redondas como tú! ¡¿Quién es?! ¡Dime, dime, dime, dime! – imploraba tambaleando de un lado a otro al muchacho como muñeco de trapo, quien ya se empezaba a arrepentirse de dejar la puerta abierta.
–Déjame y te explico– dijo en un frío tono que obligó a Val a soltarlo –haciendo cuentas, la avistaron como una intrusa en medio de un conflicto catastrófico de estudiantes en Hexside. Mientras tú roncabas como oso polar en hibernación, hice un par de preguntas en el pueblo, obviamente disfrazado, confirmando que ya la habían visto repartiendo mercancía. No me sorprende que haya pasado casi desapercibida, pues mi teoría principal es que como existen cosas de este mundo caladas al mío, lógicamente funciona en viceversa.
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The Cat Shelter.
FanficÁngel Blanco es un adolescente de quince años de edad, que despierta después de una fuerte contusión en un aterrador mundo de fantasía "Las Islas Hirvientes". Una serie de acontecimientos conducen a Ángel a conocer a Val, una antropomórfica fugitiva...