Capítulo 0

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Hola.

Por lo general no suelo hacer este tipo de cosas, pero los acontecimientos me han arrastrado de nuevo a esta tétrica prisión ilusoria mejor conocida como "monotonía", no es tan malo como lo hago sonar, de hecho aquí me siento más cómodo que allá afuera. Redactando la conclusión de una investigación que me llevó alrededor de cinco horas con treinta y siete minutos según el cronómetro que ves a un lado de la lámpara de noche sobre el escritorio de mi cuarto. La computadora está apagada por la más obvia de las razones, ya casi estoy terminando.

Creo que ya debería comenzar por lo básico antes de aburrirte.

Soy Ángel, Ángel Blanco. "Soy un estudiante normal como el resto", o al menos me gustaría decir eso. Raramente, los chicos de mi edad prefieren procrastinar, es decir, tomando todo su tiempo y energía que bien podría ser usado para subir sus notas, graduarse con honores, inscribirse en una universidad de elite, posteriormente graduarse nuevamente, con un doctorado, tener un empleo remunerado que te asegure una vida de lujos. Pero no, prefieren leerse la saga completa de "Dragon Claw" o "One Pierce" o ambos.

...

Un nuevo amanecer, un nuevo día. La luz solar entraba por la ventana de mi cuarto, como un despertador natural. Era alguien muy anticuado, ni siquiera me gustaban esos lentes de aumento que dejé en el escritorio antes de irme a dormir a altas horas de la noche, pero los necesitaba igual.

Cada mañana era igual de repetitivo que el día anterior. Mamá hacía el desayuno mientras yo echaba otro vistazo al contenido de un examen que tendría la próxima semana. Eventualmente después de bajar por las escaleras, debía contestar sus preguntas mudas como:

– "Buenos días, ¿dormiste bien?" – mientras se sentaba en la mesa.

A lo que sencillamente respondía sin verle la cara:

–Seah– antes de probar de su Hot Cake que preparó con anterioridad.

Si te está pareciendo extraño que ella haga un sin número de gestos, en vez de pronunciar verbalmente una pregunta, para mí era la cosa más normal del mundo.

Viene siendo cierto que soy su viva imagen, compartimos el mismo color de ojos, piel, pelo y etcétera. Pero la verdad es que a diferencia de mí, ella es alguien muy extrovertida y divertida, muy risueña la verdad, siempre atenta a cualquier cosa que le dijera. Claro que me hubiese gustado que en el pasado no haya abusado tanto de la empalagosa frase "te amo". Aunque a la edad de doce, me di cuenta que lo hacía a menudo porque no tendría oportunidad de decirlo nunca más.

En realidad no había problema, podíamos incluso conversar como algo de lo más común antes de irme a la escuela.

–Hoy tengo una demostración libre en biología, ya me voy.

–"Te deseo suerte" – decía en señas antes de darme mi mochila.

–Sabes que no la necesito– creo que así fue como me despedí tras atravesar el pórtico e irme caminando.

Ya arreglado y preparado, podía irme. No soy alguien de salir mucho, se nota en mi tono de piel, no del cabello, como ya sabes eso ya es algo de genética.

No estaba muy lejos que digamos, otro gasto innecesario del que mi viejo no tendrá que preocuparse. Ese tipo jamás estaba en casa, justificándolo con el hecho confirmado de que andaba constantemente viajando en relaciones públicas y firmas millonarias en exteriores. A mi madre solo le daba un pequeño porcentaje por ley, pero era más que suficiente para mantener a dos personas y conservar una vida un poco por encima del promedio.

–Y hablando de "un poco por encima del promedio" – dije antipáticamente en voz alta y completando esta ridícula narración.

Total, a diferencia de cierto estúpido, cobarde e irresponsable al que no puedo reprochar por no estar presente en mi niñez, cumpleaños, vacaciones, entre otras cosas, éste por lo menos "parecía" tener algo de aprecio por lo que había conseguido, mi mamá.

The Cat Shelter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora