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Me removí sobre la cama incómoda, con un constate ruido sonanadome contra la oreja.

Apreté los ojos con enojó mientras me volteaba para tomar mi móvil aún sin ver nada. Justo en ese momento dejó de sonar, y estaba a punto de tumbarme de nuevo para seguir durmiendo, pero entonces volvió a vibrar sobre mi mano.

Abrí los ojos con lentitud para cegarme con el brillo de la pantalla, pero pude leer de todas formas el nombre de Carly.

Atendí aturdida, sin entender porque me llamaba a las cuatro de la madrugada, pero más que nada preocupada. Carly no era de las personas que madrugará, para nada.

—¿Estas bien?— fue lo primero que dije al atender la llamada. Escuché su respiración agitada al otro lado y eso solo provocó que mi preocupación aumentará aún más, me destape con una mano mientras me sentaba en la cama.

—Sam, Sam, Sam— repitió—; Estoy bien, no te preocupes. ¿Estas en tu casa?

—¿Dónde más estaría?

—Abreme la puerta.

—¿Eh?

—¿Tu mamá no está, no?

—No, se fue hace unas horas...

—Estoy afuera, necesito que me abras.

Asentí aunque no me pudiese ver. Colgué la llamada sin esperar ningún comentario más y me calce mis pantuflas de vaquitas para salir de mi habitación.

La casa estaba totalmente oscura, sólo se podía ver el reflejo que entraba por las ventanas de los faroles de la calle, por eso mismo fue que primero me dirigí a prender la luz de la sala.

Abrí la puerta principal peinandome el pelo y pude ver a mi amiga frente a esta, con una falda de cuero hasta los muslos, un top blanco de encaje y sus zapatos altos de color negro colgando de sus manos.

—Hey, holis— sonrió como niña pequeña mientras se tambaleaba hacia dentro de la casa. Pude ver antes de cerrar la puerta como un taxi arrancaba y se iba.

No entendía absolutamente nada.

—¿Que pasa?— pregunté justo en el momento que la tomaba por los antebrazos para que no se cayera de bruces al suelo—; ¿Estas peda?

—Pufff, claro que no...sólo un poco feliz, ya sabes, lo norm...—cuando vio la mirada que le estaba dedicando suspiro—; Sí.

Negué con la cabeza graciosa mientras cerraba la puerta y ayudaba a mi amiga a llegar hasta el sofá. Esta misma tiro los zapatos al piso de manera ruidosa y se tumbo (básicamente se tiró de clavado) al sillón.

—¿Sam?

Di un respingo mirándome hacia el pasillo que daban a las habitaciones.

Por Dios, a veces me olvidaba que no vivía sola.

—Eh, si, Oli, soy yo.

—¿Que haces? Son las cuatro de la madrugada— se quejó con voz ronca justo cuando llegaba hasta nosotras. Su mirada cayó hacia Carly, que estaba con las piernas abiertas y un brazo sobre sus ojos—; ¿Eh?

—Sí, esta borracha.

—¡No estoy borracha! ¡Estoy feliz, como nunca antes!— se sentó de un golpe—; Catálogo está noche como la mejor de mí puta vida.

Me senté en el borde del sofá. Olivia, estoy muy segura que feliz por el chisme, se sentó en el respaldar con las manos sobre sus muslos.

—¿Donde estabas?— decidí preguntar.

Instagram | Robert Pattinson. (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora