Capitulo 41

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En la zona se llevaría a cabo una reunión mensual entre los diversos socios que mantenían sus negocios en dicho lugar, en particular, se trataba de toda la mafia japonesa, de tal forma que el ambiente se mostraría un tanto tenso al tener a todos los capos reunidos en una misma sala.

Madara había solicitado que la reunión se efectuara en el casino "El dorado" del cual su hijo Kagami era el dueño. Necesitaba que todo saliera en buenos términos, puesto que a pesar de que el era el líder de la mafia japonesa, sabia bien que tenia muchos enemigos que decían ser sus aliados, de tal forma que no podia permitirse cualquier distracción. Su hijo menor biológico, siempre había sido muy estricto en sus negocios, cualquier que entrara a alguno era sumamente monitoreado y registrado, no dejaba entrar armas ni una cantidad exagerada de guardaespaldas, inclusive no gustaba que alrededor de los lugares se quedaran caravanas esperando a sus jefes.

Obviamente ese casino era un sitio perfecto, puesto que solo habría gente de su guardia dentro de el.

Madara junto a sus hombres y asu ahora compañera de cabello rosa, arribaron en dirección a la zona. Cuando llegaron inmediatamente ingresaron al casino, pero por la parte trasera de este. Sakura mostraba una seguridad que pareciera que estaba acostumbrada a ingresar a esos sitios, sin embargo por dentro sentía nervios por lo que pudiera ver y escuchar ahí, según Madara iban a tratar con muchos mafiosos que representaban un peligro.

Quedo boquiabierta con lo lujoso que estaba ese casino, nunca antes había entrado a uno y realmente ese parecía castillo de aquellos que salían en las películas. Después de cruzar todo el centro de aquel sitio, llegaron a lo que parecían unas oficinas las cuales estaban custodiadas.

-Sakura, una vez que entremos a esa puerta, no vas a soltar palabra alguna hasta que yo te lo diga-...Fueron las palabras de Madara, antes de ordenar abrir aquella puerta custodiada. La ojiverde trago saliva y camino detrás de el pidiéndole a Dios que todo saliera bien. 

-¡Madara!, viejo amigo, mande a pedir la champagne que tanto te gusta- Saludo un hombre de cabello blanco largo, que se encontraba rodeado de unas esbeltas mujeres.

-Jiraiya, sabes bien que lo ultimo que tomaría seria algo proveniente de ti- Replico de forma seria y amargada.

Dentro de aquella oficina, se encontraban cuatro hombres que parecían ser otros lideres mafiosos, cada uno tomaba asiento en unos lujosos sillones en color vino y rodeados de al menos una mujer. Había música clásica en el sitio y dos meseros quienes servían unas bebidas, lo curioso era, que no se encontraba ninguna escolta por parte de ningún mafioso.

-¿Me crees capaz de hacerte algo Madara?, ¡Me ofendes!.

La pareja tomo asiento en uno de los sillones, Sakura con una postura rígida, seria y discreta, mientras que el Uchiha se recargo en aquel sillón, como si en su casa estuviera. Un mesero rapidamente se acerco y le ofreció una copa.

-No tengo mucho tiempo, ¿Qué es lo que quieren hablar?,

-Es para repartir el fondo monetario de la zona, los negocios han ido bastante bien. Tu hijo menor sabe como mover a la gente en estos sitios.

-Kagami es bueno Orochimaru, pero no deja de ser un idiota.

-No deberías de ser tan cruel con el, al final de cuentas es el quien va a estar a cargo de todo esto en un futuro ¿No es así?.

Sakura visualizaba detenidamente al hombre delgado y pálido que tenia frente a ella, su voz tan seca pero al mismo tiempo burlesca le causaba un escalofríos. Los hombres continuaban hablando sobre el fondo monetario, mientras ella trataba de guardar de memoria toda información valiosa, que pudiese ser útil para el agente Kakashi.

Tu hijo, mi hija (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora