5. Rolling in the deep.

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¡Hola mis bonitos lectores! Sentía que no había actualizado este fic desde hace mucho y me fije que fue hace un par de días, ya, no sirvo, queda oficialmente con actualizaciones semanales, nada que hacer. Muchas gracias a quienes apoyan esta pequeña historia.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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—No lo toques. —El arma de Shorter cayó contra el piso, el disparo logró entumecerle la muñeca y paralizarle los nervios—. No te he dado permiso para amenazarlo.

—Ash... —El nombrado se encontraba al borde de su puerta con una Smith and Wesson 357 Magnum pendiendo entre las manos—. ¡Pero escuchaste lo que dijo! ¡Te viene a matar! —El alfa descargó el resto de las balas, los casquillos retumbaron contra las baldosas, el pajarito de afuera se murió congelado contra la ventana.

—¿Puedes culparlo? —El japonés no supo por dónde comenzar a procesar aquella escena—. No les agrado a los Okumura. —Aslan se escuchó tan triste cuando musitó aquello—. Pero pensé que él podría ser diferente. —Parecía herido, realmente pequeño dentro de su camisa de franela y sus jeans rasgados—. Supongo que me equivoqué.

—No permitiré que lo destruyas todo por un simple omega.

—Shorter.

—No te dejes llevar por esa carita inocentona. —Eiji tensó los puños y arrugó el entrecejo, le resultó degradante ni siquiera ser tomado en cuenta a pesar de su amenaza explícita. Además, estaba a medio metro, podía escucharlos—. No nos hagas esto, hemos trabajado demasiado duro. —Debería generarle alivio ser defendido, ser acogido al punto de la ficción.

—Tuve un día muy agitado y quiero dormir. —Pero le cabreó—. ¿Alguno quiere decirme algo más? —Aborreció que ese alfa ignorase sus verdaderos colores. ¿Quién se creía? Si fuese de otro género lo habría matado, sin embargo, era débil e indefenso.

—También iré a dormir. —Pero Shorter no lo dejó darse vueltas.

—Eiji... —Esa voz le confirió un significado inexplicable a esas cuatro letras—. ¿Por qué viniste hasta acá? —Le pareció irónico que hasta su nombre tuviese el segundo lugar implícito y el de su hermana el primero, fue tosca la preferencia. Él se apartó del pasillo.

—Solo venía por agua. —La mentira fue grosera—. Nada más.

—Ya veo. —No obstante, le dio igual—. La cocina está en el primer piso. —Las bisagras retumbaron bajo los truenos—. Pero ya lo sabes. —La puerta se volvió a cerrar.

Quedaron plantados en el corredor en un mortífero silencio, las lámparas apenas tintineaban y el polvo pendía desde los cuadros. Él alzó su mirada hacia el cadáver del avecilla y se preguntó si terminaría así.

—No creas que todos caerán por tu actuación. —La voz del beta escapó baja y áspera—. Ya estamos familiarizados con los de tu clan, no sé por qué Ash te conservó cuando se enteró de tu verdadera identidad, pero... —Los lentes temblaron bajo una infinidad de arrugas—. No te dejaré hacerle daño a mi mejor amigo.

Bird cage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora