10. Everything black.

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¡Hola mis bonitos lectores! Cambio de planes, este fic oficialmente es mi historia con más extensión y trabajo así que las actualizaciones requieren de más tiempo y esfuerzo, por ende pasan a los fines de semana, no a los martes. Fuera de eso, siento que este capítulo abarcó muchas cosas, recuerdo cuando dije que este fic sería ligero y ahora me encuentro con esto. So sad. Muchas gracias a las personas que se tomaron el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

Eiji Okumura era un engaño descolorido

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Eiji Okumura era un engaño descolorido.

El alfa había considerado una infinidad de veces el verdadero matiz del heredero de los Yakuza. Una farsa seductora, con una silueta tan despampanante como la sinfonía más majestuosa que Beethoven jamás escribió, con unos movimientos que vanagloriaban la tentación cuando alzaba la katana y ardía bajo la lluvia, de voz dulce pero aterciopelada, de ojos increíblemente negros que le rezaban a la melancolía, de esos tan oscuros que podían clamar por ser rescatados del averno o arrastrar a su víctima hacia un cándido infierno. A veces, le recordaba a un impasible conejito con pucheros más dulces que el azúcar y cabello tan esponjado como la nieve. Otras, le parecía una bestia voraz de lengua afilada y voluntad inquebrantable. Se lo advirtieron incontables veces, no era más que un regalo envenenado para encadenarlo a la mafia, sin embargo...

—Creo que lo amo, Max. —Él era mártir de una insoportable necesidad por adorarlo, por devastar su máscara para encontrarse con el verdadero matiz de este enigma. ¿De qué color sería?

—¿Qué fue lo que dijiste? —Ash se abrazó a sí mismo, apoyándose contra el ventanal de su oficina, el tabaco seguía impregnado en su paladar bajo la amargura de un Whisky añejo—. No te escuché, estaba terminando de revisar las pruebas.

—Anciano... —El periodista se hallaba sentado frente a una decena de carpetas plegables con folios amarillentos. Se encontraban en el apogeo para desbaratar al Club Cod cuando el tema apareció—. ¿Crees en las parejas destinadas?

—No soy la mejor persona a quien preguntarle, ¿no? —Max se encogió de hombros, hundiéndose en ese ostentoso sofá de terciopelo. Le resultaba curioso que Aslan hubiese conservado la decoración de la residencia cuando los muebles eran un desfile de malos recuerdos, desde el papel tapiz hasta el basurero de metal—. Los betas no sabemos nada sobre parejas destinadas.

—Lo sé. —El alfa se aflojó la corbata—. Pero de todas maneras quiero tu opinión. —Le fastidiaba tener que usar trajes durante la totalidad del día. Él acostumbraba a prendas sencillas, a jeans rasgados, chamarras demasiado grandes y converse rojas y geniales.

—No estoy seguro. —Él enfocó su atención en los grabados del techo y carcajeó entre dientes. Una copia del «El Juicio Final» por Miguel Ángel se hallaba fulgurando contra los rayos del sol. Le pareció irónico que Dino Golzine se hubiese esforzado tanto en tapizar ese lugar de gloria—. He escuchado que hay personas que sienten esa conexión.

Bird cage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora