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Lara | Capítulo uno

MIAMI
Enero, 2020

Los veo bailar. Disfrutándose el uno al otro, queriéndose un poco más momento a momento. Siendo esa pareja soñada que todos envidiamos alguna vez.

Y si que los envidio, pero más a ella. A ella por ser quién puede estar con él. Por ser quién él quiere, por ser quién él eligió.

A diferencia de mí, que me tiene como un punto y aparte en su vida. Siendo su segunda, su entretenimiento cuando la vida de pareja feliz lo agobia y necesita recordarse quién es y recordarme a mí que tan hija de puta soy.

Porque ella es mi amiga y él es el amor de su vida. Aunque su relación sea oficialmente bastante reciente, desde el primer minuto todos nos dimos cuenta que están hechos el uno para el otro.

Y me duele, me mata que sea así.

Verlos ahí, en medio del boliche bailando felices, disfrutándose. Refregandome su relación en la cara y yo teniendo que hacer como si nada pasara, como si estuviera bien con todo.

Pero más que nada teniendo que negarme a mí misma cuanto me gustaría estar en el lugar de ella en realidad.

Algo imposible.

No soy lo que Rodrigo busca en una mina como para hacerla su novia. A diferencia de Gemma.

Y se que lo que hago está mal, demasiado mal. Ella es mi amiga y el es su novio. Pero no puedo evitarlo, no pude evitarlo hace años atrás y menos puedo hacerlo ahora.

Rodrigo me encanta, me gustó desde la primera vez que lo vi, en un boliche bastante parecido a este pero en Buenos Aires hace unos años atrás. Esa noche estuvimos juntos y con el pasar de los meses seguimos repitiendo; meses que se volvieron años.

Durante un tiempo creí que llegaría ese momento en el que él quisiera blanquear las cosas conmigo y ser algo más formal, hasta el año pasado.

Una noche, después de estar juntos, me terminó confesando que había conocido a alguien, ese alguien que terminó siendo ni más ni menos que Gemma.

Resultó bastante chocante enterarme así. Realmente no era algo que esperaba, sabía que en algún momento podría pasar, pero en el fondo tenía la esperanza de que no.

Y dolió el doble al saber que Gemma me había estado ocultando algo como eso, nunca me había dicho nada sobre estar conociendo a alguien y mucho menos de ya ser una pareja.

Tomó un par de días más después de eso hasta que finalmente ella me lo dijo, obviamente sin saber que yo ya lo sabía.

Claramente ella desconoce la historia que hay entre su novio y yo, nunca le conté sobre ese primer encuentro hace años y mucho menos lo hizo él; dudo mucho que alguno quiera hacerlo en algún momento.

Todavía recuerdo esa primera cena entre los tres. Mi amiga tenía la intención de finalmente presentarme a Rodrigo y así lo hizo. Nunca había estado tan incómoda y mal conmigo misma como esa noche, teniendo que fingir a cada momento no conocerlo, no saber nada de él; cuando hubiera apostado lo que sea que en ese entonces yo sabía mucho más de él de lo que podría saber Gemma.

Egoísta | Rodrigo De PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora