piloto

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-¡Hey, Mikey!- reconocería esa grave voz por cualquier lado

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-¡Hey, Mikey!- reconocería esa grave voz por cualquier lado. Corrí escaleras abajo y abrí la puerta de mi casa con una sonrisa de oreja a oreja postrada en mi cara. -¡Oh, Zenn! ¿Qué haces aquí?

-Pues, es mi casa, ¿Sabes?

-No hablaba de eso, ¡tonta! ¡Mikey mencionó que empezarías la preparatoria!

-Agh... es muy aburrido. Al diablo con eso.

-Oh... ¿Acaso hay nuevo noviecito en la preparatoria?- Draken me abrazó por los hombros y me despeinó sin cuidado.

Claro que estaba muerta, pues a pesar de que él me viera como su "pequeña hermanita" yo lo veía como mucho más. Draken era mi novio aunque él no lo supiera, el matón que enfrentaba a cualquier otro chico de la preparatoria para quedarse conmigo. ¡Aquel chico estaba riéndose de mi supuesto "noviecito"! ¡Moría porque me cele!

-¡Kenny! ¡No molestes!- fingí, sacándome su pesado y altísimo cuerpo de encima. -¿Cómo has estado, Ken-kun?

-Todo ha estado bien, ¿Qué hay de ti?

-Meh- susurré, acomodando algunos de mis pelos.

-Ese uniforme se ve lin...

-¡Ken-chin! ¡Zenn!- Mikey corrió hacia nosotros y rápidamente se subió cual mono a la espalda de Draken. -Toooonta, ¡te quedan dos strikes! ¡mañana irás a la preparatoria sí o sí!

-No jodas, Manjiro- rodé los ojos queriendo ocultar mi gran sonrojo. ¿Acaso Draken diría "lindo"? ¿¡Acaso Draken elogiaría mi vestimenta!? Si no me desmayaba era de pura suerte. -Hoy de seguro saldré con amigos. Te avisaré por celular y...

-¡Tonta! ¡Vuelve a hablarme así y ya verás!- me regañó. Impostada, miré a mi hermano sin parpadear.

-Idiota. Estúpido. Imbécil. Tonto. Hijo de... ¡AJASKAJDAAAAA! ¡K-KEN, A-AY-AYUDA!

Estaba atrapada en las molestas cosquillas de Mikey. Siempre lo hacía para torturarme, no importaba cuando o por qué. Era realmente fastidioso. Una costumbre traída desde niños que deseaba que se esfumara, o bueno, realmente no.

Mikey era una persona de un trato bastante peculiar y me sentía muy feliz de compartir mi vida con él a pesar de las cosas malas. Él era el mejor hermano mayor que me podía haber tocado, y lo sabía.

-Ugh- con dificultad recuperé un poco de aire. -¡Te mataré, idiota!

-Tonta- despeinó mi cabello sonriendo con suavidad. -Cualquier cosa me puedes llamar. Volveré muy tarde a casa, no te preocupes por mí, hermanita... ¡Nos vemos!- dejó un cálido beso en mi frente y entonces, volvió a usar a Ken de caballo. Reí al verlos haciendo tantas tonterías como siempre.

-¡Cualquier cosa nos llamas! ¡Sabes que estaremos allí para romperle la cara a cualquier tonto!

Mentía si decía que no me había quedado parada en la puerta de mi casa con mis pijamas de conejitos puestos viendo como aquellos dos se alejaban. Sabía que eran los mejores amigos desde pequeños y también que Draken había ayudado muchísimo a mi hermano mayor a superar la muerte de nuestro hermano. Ken estaba allí siempre para estabilizar los ánimos de Mikey, incluso cuando él no lo requería.

Rame [Draken] Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora