Rame [Draken] Tokyo Revengers

trece

-¿Cómo crees que estará?

-Es Zenda, ella sabe cuidarse.

Era difícil para los chicos ver a Manjiro de aquella forma. A aquel carismático rubio no le gustaba para nada que lo vieran mal, después de todo, era el líder, pero de sobra sabían todos que obviamente, era el más preocupado. Sus ojeras eran indisimulables y el rugido de su moto no paraba de escucharse por las madrugadas, buscando a su querida Zenda.

-Pronto volverá, Mikey. Estoy seguro de que volverá- Mitsuya le dedicó a su líder una pequeña sonrisa, claramente forzada-. Por lo pronto...

-Hoy es el festival, ¿No?

-Sí, ¿Qué tiene que ver, Baji?- el rubio arqueó una ceja-. No es momento para...

-¡Tonto! Zenda cree mucho en los amuletos y aquellas cosas- un poco nostálgico, alzó su mirada, haciendo que Chifuyu quedara anonadado-. Ella es muy supersticiosa. Esa es la única idea que les daré.

Baji emprendió marcha y se retiró de aquel garage, dejando a todos inmersos en un mar de pensamientos.

Por su parte, Ken cargaba con una gran culpa, pues sabía que el que Zenda se hubiera ido era en gran parte debido a lo mal que él se había expresado con ella tratándose de un tema tan importante. Claramente, la había herido mucho, y estaba muy arrepentido.

Quizás el no era la persona más demostrativa del universo, pero sí que adoraba a Zenda con toda su alma y cuerpo. Ella siempre había sido alguien muy especial para él, después de todo, casi que se trataba de su misma familia.

-Entonces... ¿Irán al festival hoy, chicos?

Ken arqueó una ceja, sintiéndose un poco ofendido por la pregunta del peli lila, quien sólo intentaba mejorar los aires, -aunque bien sabía que era una misión casi imposible.

-¿Te parece que...

-Baji tiene razón- Mikey esbozó una pequeña sonrisa, la cual dejó a sus amigos sorprendidos-. Zenda ama los festivales, deberíamos ir, ¿No?

Sí. En el fondo, un pequeño brillito de esperanza se asomaba por los ojos de Mikey. Cuánto deseaba encontrarse con su demente hermana riéndose a carcajadas mientras recorría los puestos, y también, siendo insultada por la gente por andar tan rápido en su skate y estar al borde de llevarse a media ciudad por delante.

-Como digas, jefe...

El rubio con cabello trenzado solía referirse a Manjiro como "jefe" cuando sus ganas de hacer lo que él decía eran nulas, sin embargo, lo realizaba por el simple hecho de seguirlo. Sano mordió su labio inferior y negó con la cabeza, casi riéndose por su actitud.

-Kenchin, sólo levántate y actúa, quedarte deprimido no te sirve de nada. Hay una pequeña posibilidad de que esa rubia demente esté allí después de todo, ¿No?- alzó los hombros, haciendo que Draken levantara su mirada-. Además, aceptaste ir con Emma. Pasarán un buen rato.