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Omnisciente

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Omnisciente

-¿Sabes?- Mitsuya tomó un sorbo de su Coca-cola sin dejar de mirar al estrellado cielo que los encandilaba-. Luna se ve igual a ti cuando llora. Sus  ojos se achinan y la nariz se le pone rojísima.

-Ya quisiera yo parecerme a Luna- sonrió con pena, llevándose una de las papas fritas que había comprado momentos atrás hacia su boca.

La noche era tranquila. Las estrellas se lucían deslumbrantes en el oscuro cielo y la gran luna alumbraba todo a su alrededor. La brisa era refrescante y suave, el lago que tenían en frente suyo se meneaba con tranquilidad mostrando el reflejo de todos los conjuntos de energía que emitían luz desde el cielo. Aquel podía llamarse un escenario perfecto para una película de amor, justo cuando el protagonista se le confiesa a su ser amado.

-¿A Luna?- volvió al tema luego de echar un vistazo a su alrededor. Todo era pacífico y armonioso.

-¡Sí! ¡Es tan linda y tierna! Jamás me parecería a algo como eso. Soy... yo soy...- soltó todo el aire que estaba conteniendo con dificultad-. Supongo que soy Zenda.

-¿Y qué tiene de malo ser Zenda?

-Na-Nada, en absoluto- evadió el tema como siempre, reprimiendo sus sentimientos y emociones como comúnmente lo hacía.

Mitsuya ya se había hecho capaz de detectar con mucha facilidad el pequeño destello de dolor que habitaba en aquellos negros orbes, tan oscuros que muchos pensaban que se encontraban completamente vacíos y opacos. Como era de esperarse, Zenda le preocupaba mucho.

Por mucho que Zenda intentara mentir sobre su dolor, nadie le creería.

-Para mi está muy bien. Desearía haber sido Zenda Sano en alguna vida- sonrió, intentando contenerla sin ningún éxito.

Zenda seguía sintiendo una gran presión en su pecho y no se iría hasta que lo largara todo. O eso quería, pero no le salía.

-¡Sería mejor ser Mikey! Él es muy lindo- comentó, fingiendo una risita-. Aún no entiendo cómo es que nunca trajo a nadie a casa. Sí lo comprendo por su personalidad de mierda con las mujeres, pero... ¡Todas miran a Smiley! ¡Qué injusto!

El peli lila carcajeó. Era verdad: aquel pelirrojo de cabello afro levantaba toneladas de mujeres y hombres, sin ninguna dificultad.

Por su parte, Manjiro era una persona súper descompometida con las relaciones amorosas, además, él mismo sabía que no tenía tiempo para ese tipo de cosas en su vida, prefería mantener su infantil espíritu vivo antes que volverse responsable. Toda una lástima.

-Quizás es por su altura. Ya sabes, las chicas buscan hombres altos, ¿No es así?

-Meh. Puede ser. No es que me interese- respondió.

Cualquiera podía jurar que estaba hablando en serio, pero, Mitsuya, conociéndola hace tanto tiempo y además, teniendo analizadas cada una de sus actitudes, sabía que sólo era Zenda fingiendo ser desinteresada. No lo hacía nada mal, después de todo, se trataba de una mujer a la cual le gustaba Ken Ryuguji, y mucho. -¿Tú que buscas en una mujer?

Rame [Draken] Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora