EL ORGULLO DE SIDON

77 7 7
                                    

〔Sidon era un orgulloso Zora. Era su orgullo que lo ayudaba a mantener un rostro firme incluso cuando enfrentaba a la muerte. Era su orgullo el que lo ayudó a sobrevivir por tanto tiempo. Pero su orgullo no pudo salvar a Nami.〕

Cuando Nami desapareció junto a los Yiga, Sidon sintió el mundo entero colapsar sobre él.

—No —jadeó, dando un paso hacia el lugar donde habían estado. El aire se escapó de sus pulmones a través de sus agallas cuando el otro Yiga presente también desapareció, probablemente dirigiéndose a Vah Ruta. Por primera vez desde la gran calamidad, el príncipe Sidon tuvo que arrodillarse frente a sus propios súbditos.

Dejó reposar la gran parte de su peso en su tridente, tratando de evitar colapsar por completo, pero una voz enfurecida de uno de los soldados se escuchó, sacando al príncipe de sus pensamientos.

—¿¡Dónde está Link!?

Logrando volver a respirar para que el oxígeno entre a su cuerpo, se obligó a ponerse de pie y gritó: —¡Está con el escuadrón de Seggin protegiendo a Vah Ruta. Nuestras fuerzas están demasiadas dispersas para su número.

—¡Pero príncipe! —Uno de los guardias exclamó— ¿Qué haremos? Se acercan a Vah Ruta y tienen a la princesa Minami.

 Lo pensó por un momento, sintiendo su corazón apretarse.

«Tráeme al Campeón por Vah Ruta antes del atardecer o ella muere...»

Sidon levantó la cabeza hacia la brillante estrella roja en el cielo. Pronto llegaría la noche.

—No tenemos mucho tiempo —comenzó Sidon. Se enderezó, preparándose para lo peor antes de mirar a su gente:— ¡Torfeau! Lleva a tu escuadrón al palacio y protege a rey con tu vida. El resto de ustedes, únanse a Link y defiendan a la bestia divina; ¡defiendan el dominio! 

No estaba acostumbrado a que su gente dudara de sus ordenes y, sin embargo, un ataque de incertidumbre se extendió por la multitud.

—Pero... —Una joven soldado dio un paso al frente, sus ojos  protegidos por el yelmo en su cabeza— ¿Y qué hay de Nami?

Sidon sintió que se le formaba un bulto en el pecho mientras se obligaba a hablar: —Yo me ocuparé de Nami.

El príncipe se preparó para el clamor que sabía que vendría, pero no esperaba una reacción tan violenta.

—¿¡Qué!? ¡Pero podría matarlo, príncipe Sidon!

—¡Quieren matar al campeón, no puede permitirlo!

Sidon sintió que su labio se curvaba en un gruñido cuando gritó.

—¡Habrá otros campeones! ¡En este momento mi prioridad es proteger a la bestia, proteger el dominio y proteger a la princesa!

—¡No puedes hacer esto! —Bazz se abrió paso entre la multitud, tan atrevido como para agarrar a Sidon por los hombros y sacudirlo con su súplica.— ¡No puedes simplemente ir allí para morir!

—¡Bazz, suéltame, es una orden! —Respondió bruscamente— ¡Detente!

—¡Pero príncipe...! —Bazz suplicó, y varios gritos y llantos dándole la razón lo siguieron.— Si mueres... si te sacrificas, ¿¡qué será de la princesa!? ¿¡Qué será del rey!?

—¡Bazz, escúchate a ti mismo! —Gritó— ¡Toda nuestra forma de vida está siendo amenazada por estos paganos obsesionados con las bananas! ¿y tú solo estás preocupado por mi vida?

Sidon's Epic Pining Adventure  | SIDLINK | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora