El Hijo de Snape●

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Severus entró en el despacho de la directora, su destino le apremiaba una vez más

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Severus entró en el despacho de la directora, su destino le apremiaba una vez más. Minerva estaba en su escritorio, con las manos cruzadas frente a ella, esperando su explicación. Contempló los sillones frente al escritorio de la directora, pero decidió que ni siquiera necesitaría tomar asiento, pues lo que tenía que decir no le llevaría mucho tiempo. Severus fijó sus ojos en la severa bruja.

"Nathan Granger es mi hijo". Severus registró la sorpresa en el rostro de Minerva, pero había decidido no dejarse afectar por las reacciones de la bruja. "Se ha enterado hace poco y no parece muy contento con el hecho, como pudiste ver por su pequeña exhibición en el Gran Comedor".

"¿El hijo de Hermione?" racionalizó Minerva, todavía sorprendida con lo que le había lanzado, aunque ahora frunció el ceño con tanta intensidad que sus cejas se juntaron. "¡Has sido tú!"

"Si con eso estás diciendo que fui yo quien la embarazó, fue justo lo que te dije, Minerva. El niño es mi hijo. Ahora, si me disculpas, tengo algunas cosas que hacer antes de que acabe el día".

Severus se giró para salir del despacho, pero la voz de Minerva fue firme: "¡Severus Snape, no te atrevas a salir de este despacho sin explicarte bien!"

Él se giró para mirarla de nuevo. "No tengo nada que explicar. Todo lo que necesitas saber, ya lo sabes. Trataré de mantener nuestras muestras de afecto en privado en el futuro, para no perturbar la rutina escolar."

"¡Oh, no, no te vas a librar así! Severus, ¡era una niña! Cómo has podido... ¡Era tu alumna desde los once años, por el amor de Merlín! ¡Una estudiante!"

Obviamente, a Minerva le disgustaba la idea, y él podía estar totalmente de acuerdo con ella. Si la mujer supiera cuáles eran las circunstancias, se horrorizaría. Severus no quería quedarse allí, discutiendo con Minerva sobre la violación de una antigua alumna.

"No es lo más horroroso que he hecho en mi vida", rebatió y no pudo dejar de mirar en dirección al retrato de Dumbledore. "Ahora, si no te importa Minerva, no hay nada más que te concierna en este asunto que el inaceptable comportamiento del chico. Ya te he dicho que intentaré que esto no vuelva a ocurrir". Se giró para marcharse una vez más.

"No puedo creerte", dijo Minerva a su espalda. "Ni siquiera tuviste la decencia de reconocer al niño como tuyo. La dejaste para que lo cuidara ella sola. Un niño cuidando de otro, Severus. Solo!"

Ante eso se giró para mirarla. "No hables de lo que no sabes, Minerva. ¡Difícilmente fue mi culpa lo que esa loca decidió hacer!"

"¿Y ahora la culpas a ella? ¡Tan típico de ti, Severus!" le espetó Minerva ante su acusación a su alumno estrella.

Severus ya había escuchado suficiente. Volvió a recorrer el trecho que había cruzado de camino a la puerta y se encontró de nuevo frente a la larga y sólida mesa de madera de la directora. "Crees que todos tus Gryffindors son angelitos, ¿verdad? Son incapaces de cometer errores, ¿verdad? Bueno, te voy a dar una cruda noticia, Minerva. ¡Ella eligió criar a ese niño sola, no yo! ¡Fue una tonta al esconderlo de mí todo este tiempo y luego decidir que era una buena idea que el niño lo supiera! Ella, tu preciosa Gryffindor sabelotodo, Minerva, ¡no yo!".

𝙽𝚘 𝚜𝚘́𝚕𝚘 𝚞𝚗 𝙶𝚛𝚊𝚗𝚐𝚎𝚛 || 𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora