Once años después del final de la guerra, Hermione se encuentra en una situación delicada cuando su único hijo se marcha a Hogwarts y amenaza su secreto más guardado: que no sólo es un Granger, ¡sino también un Snape!
#Sevmione
SS/HG.
【Los persona...
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Severus no estaba en el desayuno. Severus no estaba en el almuerzo. Severus no estaba en el laboratorio ese sábado por la tarde, ni estaba en su despacho en ningún momento del día.
Hermione fue todo lo paciente que pudo, intentando por todos los medios no hacerse demasiadas ilusiones. No serviría que fuera a llamar a su puerta, exigiendo palabras que no sabía que era capaz de decir. Tampoco serviría tirar por la borda el equilibrio que tanto le había costado conseguir desde el momento en que había decidido que tenía que pasar página y superar a Severus.
Sí, la noche anterior había movido algunos de los cimientos de su equilibrio cuidadosamente construido, un hecho que era innegable. También era bueno para la salud de su mente recordar lo completamente borracho que había estado Severus. Necesitaba tenerlo presente y permanecer tranquila, centrada.
Hermione se miró en el espejo por última vez y contempló su ropa sencilla, su ligero maquillaje y su pelo revuelto.
"Vamos, Nathan".
Y tan despreocupada como pudo, Hermione se dirigió a las mazmorras para su habitual cena de los sábados, esperando mantener la compostura cuando se encontrara con él.
Severus se quedó en silencio y sin expresión cuando los admitió a ella y a Nathan en sus aposentos. A Hermione le recordó cómo solía comportarse él durante las reuniones de la Orden, ya que la miraba calculadoramente mientras hablaba con Nathan. Jugó a su juego durante la cena, convirtiendo a Nathan en el centro de todas las conversaciones, pero cuando la cena terminó...
"Ve tú, cariño. Tengo algunas cosas que quiero discutir con tu padre".
"Muy bien. Buenas noches, papá".
Severus asintió con rigidez.
"Buenas noches, mamá". Nathan la abrazó y se fue.
Se quedó a solas con Severus. Él se mantenía rígido junto a la chimenea, mirando atentamente el fuego. Hermione esperó a que dijera algo, lo que fuera; seguramente él sabía por qué se había quedado atrás. Debía mantener la calma y la racionalidad. Debía esperar a que él diera el primer paso. Debería ser paciente y esperar. Debería, pero...
"Severus..."
Él apartó la mirada del fuego y la miró con el rostro inexpresivo. "Me disculpo", dijo finalmente.
Tan neutral y fría como pudo, Hermione contestó en voz baja: "No quiero tus disculpas". Se acercó a él, sin perder el contacto con sus ojos, buscando una expresión en ellos. "Ayer, tú.."