El Despertar●

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Severus pasó el viernes entre su aula y su despacho

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Severus pasó el viernes entre su aula y su despacho. Los sucesos de la noche anterior aún lo perturbaban mucho y necesitaba tiempo a solas para pensar. La realidad se había expandido a proporciones alucinantes, y Severus tardaría más de un día en asimilar todos los significados y consecuencias de la misma. La negación no era una opción, pero para ser sinceros, esta locura tampoco lo era.

Toda su vida la había pasado en la duplicidad, y cuando había creído que todo esto había terminado, una nueva parte de su vida quedaba expuesta ante él; el papel que siempre había querido interpretar; sus sueños hechos realidad.

Severus no podía creer que todo lo que había soñado le hubiera ocurrido realmente, a su alma. Incluso cuando pensaba en todas las frecuentes pesadillas y comprendía cómo podían haber sido reales por muchas razones justificables, no era la idea de que realmente había pasado por todos esos terrores lo que hacía que su rostro se cerrara en un ceño preocupado. Oh, no.

Lo que le preocupaba y asombraba a partes iguales eran los sueños -ahora probados como reales- de amor y afecto compartidos entre él y su hijo y, lo más preocupante de todo, la madre de su hijo. La Hermione Granger de sus sueños era....

¡Oh, Merlín!

¡Cómo demonios iba a mirarla de nuevo, sabiendo que todo lo que había soñado hacer con ella había sido, de hecho, hecho! ¡Esto era una locura! Y cuanto más racionalizaba Severus sobre ese hecho y sabía que esto no podía estar pasando, menos quería creer en la razón.

Quería estar loco, si eso era lo que había que hacer para vivir una vida de sueños.

Lástima que Severus estuviera demasiado orgulloso del control que tenía sobre sus impulsos como para permitirse ceder. Había sido demasiado joven cuando dejó de soñar despierto. Le costó tiempo creer que podía volver a soñar y que esos sueños no fueran aplastados.

Sus sueños siempre habían sido aplastados.

Se pasó una mano nerviosa por el pelo, suspirando. Nunca en su vida se había sentido tan vulnerable, porque si se dormía, ya sabía a dónde le llevaría su mente -no, su alma- y no habría forma de controlar lo que haría.

Imágenes, destellos de sueños pasados invadieron su mente como si se burlaran de él y lo tentaran. Miró el nuevo lote de Sueño sin Sueño que maduraba en la mesa de trabajo y se preguntó por enésima vez si valía la pena beber una dosis. ¿Podría la poción funcionar como algo más que un engaño, una máscara que liberara aún más su alma rancia? Además, para ser sincero consigo mismo -y Severus debía hacerlo-, si habría sueños, quería, al menos, poder recordarlos después.

Qué pena que le gustara tanto el control.

Severus decidió ir a cenar al Gran Comedor. Tal vez ella no estaría allí; tal vez podría ganar algo de tiempo para idear una solución, alguna forma de evitar esto. Pero en cuanto entró en el Gran Comedor, vio a Hermione allí y se sintió desesperado e inusualmente derrotado.

𝙽𝚘 𝚜𝚘́𝚕𝚘 𝚞𝚗 𝙶𝚛𝚊𝚗𝚐𝚎𝚛 || 𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora