Once años después del final de la guerra, Hermione se encuentra en una situación delicada cuando su único hijo se marcha a Hogwarts y amenaza su secreto más guardado: que no sólo es un Granger, ¡sino también un Snape!
#Sevmione
SS/HG.
【Los persona...
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Las miradas que intercambiaba con su hijo estaban impregnadas de la conversación de aquella noche en el pasillo de las sombras. No habían vuelto a hablar desde entonces, y la magnificación de aquel momento no hacía más que crecer a medida que su mirada silenciosa se prolongaba. Días y noches pasados en la contemplación; días y noches pasados en la tortura. No hay nada que pueda hacer, se recordó Severus cuando los ojos de su chico se apartaron de los suyos, dejándolo sin respuestas y llevando consigo sólo más decepción.
Severus quería que esa expresión desapareciera del rostro de Nathan, pero ¿cómo podía abordar a su hijo y exigirle que le explicara sus deseos si lo único que iba a hacer era aplastar cada uno de ellos? No hay nada que pueda hacer, se reforzó mentalmente, porque no podía hacerle eso a su hijo, y no lo haría.
Nathan llegaría a comprender que no era su culpa, sino la de Severus. No podía interpretar cómo Nathan había entrado en sus sueños para curiosear, y no importaba, mientras su hijo supiera que nunca podrían ser reales, que no había nada que Severus pudiera hacer al respecto.
Severus había empezado a tomar un supresor de sueños esa misma noche, tratando de alejar esos momentos traicioneros de Nathan. No pretendía hacer daño con ello. Simplemente no podía ser ese hombre, ni aunque quisiera. Simplemente no sabía cómo. Había un abismo entre él y ese hombre. ¡No hay nada que pueda hacer!
Granger llegaría después de su tiempo con su caballero muggle y estaría, sin duda, demasiado distraída soñando despierta como para darse cuenta de que había vuelto a joder las cosas con Nathan. Bien, hizo un esfuerzo consciente por pensar, no estoy de maldito humor para que me den un sermón. Sobre todo porque...
¡No hay nada que pueda hacer!
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Su madre acababa de llegar a casa. Iba a pasar la noche en Londres y no llegaría a Hogwarts hasta la mañana siguiente, o eso le había dicho en su carta. Nathan la había echado de menos esta semana más que ninguna otra, lo cual era una auténtica estupidez, porque tanto si estaba en su casa de Londres como si estaba en una conferencia en España o en cualquier otro lugar, era lo mismo.