Después de la clase, Alberto se escabullo lentamente para tratar de no ser detectado por el profesor, Dios, había hecho el ridículo, no quería hablar sobre ese tema de nuevo.
"Señor Scorfano, podría quedarse un momento, por favor"
Por un demonio. Alberto regreso al primer escrito que estaba frente a su profesor y se sentó, cabizbajo.
—Hola, Alberto, muchas gracias por quedarte, me presento, soy Luca Paguro, seré tu profesor este semestre. ¿Algo que tengas que decirme?— el profesor arqueó su ceja esperando una respuesta de Alberto, le divertía la forma en que lo había intimidado, aunque por dentro, estaba nervioso, ¿qué tal si ese chico era de verdad así?
—Y-yo... Lo siento, profesor, pensé que era un estudiante, lamento mi comportamiento de hace unos momentos... Aunque debo de admitir que es bastante lindo, y no hubiera dejado que Ercole lo tocara ni un pelo.
Al escuchar eso, Luca se sonrojó y se sorprendió, ¿de verdad ese chico sentía eso?
—Mire, Señor Scorfano...
—Por favor, profesor, usted dígame Alberto.— acto seguido el moreno le guiñó el ojo, provocando otro leve sonrojo en su profesor.
—Bueno, señor Alberto, sé que tal vez me vea joven, aún tengo 20 años, me gradué hace poco de esta misma escuela, así que por favor, ¿sería tan amable si dejara de hacer eso?, digo, me gusta la forma en la que defiende a sus compañeros del peligro, pero no está bien intimidar a sus compañeros.
.
.
.¡¿Qué?!
¿Había escuchado bien?, ¿20 años? Por dios, su profesor incluso era más joven que él, "Esto será divertido" pensó.—Así que, "Luca" tienes 20 años, eh? Parece que, no te han enseñado a respetar a tus mayores— Alberto se levantó y cerró la puerta del salón con seguro.
Luca tragó saliva con dureza, ¿qué pensaba hacer ese chico?
El moreno regresó al escritorio de su profesor, tomó la silla y la volteó, quedando en frente suyo un Luca sentado, nervioso y sonrojado.
—Mira, chico lindo, tal vez seas mi profesor, pero ahora todos saben que eres mío, aunque sé que está estrictamente prohibido tener una relación alumno - profesor, no quita el hecho de que serás mío, ¿queda claro? así que, arréglate, ponte algo lindo, esta noche saldremos a cenar, te llevaré a un buen lugar, chico lindo.
Alberto, tomó la cara de su profesor, le acarició la boca con su dedo pulgar, sonrió de lado, se alejó y salió del salón bruscamente, dejando a su profesor sentado en la silla, pensando en qué había pasado en esos momentos.
"¿Pero qué le pasa a este chico? No debería tratarme así, Dios, debería calmarme, tengo clases que atender y pensar en qué llevaré esta noch-..."
¡Dios! ¡¿Qué está pasando conmigo?!