Little loves - GoYuu/GoIta

27

— ¿Yuji esta en lo de Gojo? — Pregunto Sukuna a punto de subir las escaleras nuevamente

— Sí, está en su casa desde las tres de la tarde. Supongo que vendrá luego de cenar

— Bien, entonces iré a ordenar mi parte de la habitación — Respondió por fin subiendo las escaleras.

Camino un poco por el pasillo mirando que habían cinco puertas, el adulto le había explicado previamente que el primer cuarto lo dirigía hacía una habitación en dónde guardaban cosas, la segunda era la habitación de Yuji, la tercera era el baño, la cuarta era la habitación que debían remodelar y la quinta.. Bueno no le había dicho, solo le advirtió no entrar en ella.

No era una persona que solía desobedecer a los adultos así que simplemente abrió la segunda puerta.

— Cambiaron el color de la habitación — hablo en su mente.

Se sentó en el suelo para poder abrir y sacar su ropa de la maleta.
De a poco fue doblando aquella, separando la ropa en cinco secciones; Remeras y camisetas; Joggings y jeans; y por otro lado las bermudas. Los Hoddies y las camperas iban a ir en otro lugar.

Fue de a poco ordenando su parte en el armario compartido, porque lamentablemente debía compartir cuarto con su hermano, por lo menos un año o algunos meses. ¿La razón? lo que sería pronto su habitación se tenía que remodelar.
No le molestaba en nada compartir, aunque tal vez sea algo raro al inicio pero de hecho, pasar tiempo con Yuji le agradaba.

Sonrió con ternura al ver lo que sería su cama.
Su abuelo le había comprado una y está estaba bien ordenada, quería oler el aroma a nuevo de aquellas sabanas y colchón lo más pronto posible.

Cerro rápido las maletas y las guardo bajo su cama, sin pensarlo más, se tiró en su cama. Reboto e el colchón dos o tal vez tres veces en ella antes de que pudiera darse vuelta y estar boca arriba.

— Mi relación con Aiko no siempre fue mala — pensó en voz alta y al darse vuelta tapo su boca con su mano derecha, prosiguiendo a hablar en su mente — Ella solo me golpeaba cuándo hacia algo que no le gustaban. — Recuerdos golpearon su mente.

Aquella primera vez cuándo Aiko lo había descubierto llorando por la reciente muerte de su padre y madre; Se había levantado de la esquina del cuarto con las mejillas rojas y los ojos con lagrimas, corrió hacía los brazos de la mayor buscando protección y cariño al obtener un abrazo con caricias en el cabello que luego lo harían dormir, tal y como su madre hacía cuando tenía una pesadilla. Pero no fue así, en cambio recibió una bofetada y una ruda palabra

"Deja de llorar por alguien que no está aquí".

Le había dolido, aún le seguía doliendo aquellas palabras, era tan solo un niño que solo lloraba por la angustia de saber que sus padres no iban a estar más con él y porque no sabía si quiera en dónde estaba su hermano.

— Logro hacerme creer cosas que no eran ciertas, me hizo odiar... — Siguió metido en sus pensamientos siendo sumergido en aquellos recuerdos.

La cena estaba transcurriendo a la normalidad luego de que su tía se disculpara. Sukuna solo hizo una pregunta que cualquier niño curioso haría "¿Por qué mi abuelo no está aquí?" Pudo observar muy bien como los ojos de Aiko se movían con nerviosismo, también cómo su dedo pulgar y índice apretaban con fuerza el cubierto, pero poco después pareció calmarse y soltó otra frase que hizo odiar a la persona que más quería y admiraba además de sus progenitores.

"Tu abuelo no está aquí porque no quiere verte, siempre te odio y fingió quererte. Olvídate de él, es una persona horrible".