No quiero perderte.

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Killua no dejaba de presumir que había dado su primer beso, estaba feliz de ganar la apuesta que hizo hace algunos meses con Gin. El primero en dar un beso, le debería lo que sea al otro durante un año. Y él obviamente escogió chocorobots.

Pudo notar que Gon estaba un poco incómodo, pero por alguna extraña razón, le gustaba ponerlo celoso.

Fueron a una pizzeria y pidieron un combo familiar, para luego ir al hotel.

Cuándo estaban regresando, en un descuido de segundos, Alluka cruzó mal la calle.
Gon vio esa situación alterado y saltó sobre ella empujándola a la vereda.

El corazón de Killua se detuvo, su mundo se paralizó. Gon estaba tirado en la calle y los autos pasaban a toda velocidad. Una sensación de angustia ahogó su respiración y un dolor en el pecho lo inmovilizó.
Todo pasó en cámara lenta, activó velocidad de Dios y sacó a Gon de la calle lo más rápido que pudo.

Lo pegó a su cuerpo con fuerza, mientras sus ojos dejaban que pequeñas gotas recorrieran su rostro.

-Gon. ---Susurró.  Si el dolor tuviera un sonido sería ese.

-Estoy bien Killua jajaja, no te preocupes.

-¡Estúpido! ¡Me asustaste!--- Lo empujó lejos de él y secó sus lágrimas.

No dijo nada durante el resto del camino, ni cuando llegaron al hotel. Estaba sumergido en sus pensamientos.
Se dió una ducha y se acostó junto a su hermana.

-Buenas noches Alluka.

-Ehhh, buenas noches hermano...

Los morenos se miraron extrañados, Killua no los miró, ni les habló. Estaban preocupados.

La noche pasó lenta, sobre todo para el albino.

Lo único que veía era la mirada de Gon antes de acabar con Pitou. Luego todo era oscuro y caía a un vacío. Cuando tocaba el fondo, caía al lado del cuerpo inerte de Gon. Tomaba su mano frágil y esta se desvanecia. Comenzaba a gritar desesperadamente el nombre de su amigo, pero nadie le respondía. Estaba solo y así lo estaría siempre. No merecía el amor de nadie.
El bucle se volvía a repetir una y otra vez. Cada vez que perdía a Gon se hacía más dolorosa que la anterior y su pecho sangraba de dolor. No podía continuar sin él.

Los gritos desesperados de Killua despertaron a todos en la habitación. Preocupados prendieron las luces y lo intentaron despertar, pero este no los oía.
Su cuerpo estaba completamente sudado y las lágrimas no dejaban de correr por su rostro. "Gon" decía en un grito ahogado lleno de dolor.
El moreno no pudo contener sus lágrimas y comenzó a llorar junto a él. En ese momento entendió el infierno en el que vivió Killua.
Tomó su mano y comenzó a despertarlo con cuidado.

-Estoy aquí Killua, contigo, nunca te dejaré solo.---Las lágrimas rodaban por sus mejillas.

-Killua, soy Gon, aquí estoy. ---Tomó su mano, pero al instante las uñas de Killua se volvieron afiladas y lo dañaron.

Alluka observaba esa escena en los brazos de Gin, la pobre chica estaba muy angustiada y no podía evitar llorar al ver a su hermano así.

-¡Killua!---Gritó Gon con todas sus fuerzas haciendo que este despertara de un golpe.

Killua se quedó estático al ver esos ojos frente a él, ¿De verdad estaban ahí?

-¿G...Gon?--- Se abalanzó sobre él y le dio un abrazo.

-No me dejes Gon... No me dejes nunca por favor.

-No te voy a dejar Killua, nunca lo haría.

-No quiero perderte otra vez.--- Cada frase del albino terminaba en un doloroso sollozo.

Cuando estuvo más despierto notó que sus uñas estaban afiladas y que Alluka estaba abrazada a Gin asustada en un rincón de la habitación.

¿Qué es lo que había hecho?

-No te preocupes Killua, vamos al baño y solucionamos esto.

Gon sacó un pijama de su bolso y Alluka abrazó a su hermano.

-Vamos Killua, todo esta bien.

No pudo evitar notar que la mano del moreno tenía una gran herida. Y se sintió culpable.

Cuando llegaron al baño, Killua se deshizo de sus ropas y del sudor que le provocó aquella pesadilla. Gon le entregó un pijama verde.

-Es lo que tengo.---Le regaló una tierna sonrisa.

-Huele a ti.

-Vamos, póntelo.

Killua obedeció y notó que Gon había vendado su mano.

-Eso... ¿Eso te lo hice yo? Lo... Lo siento Gon.

-No te preocupes Killua, tú no puedes hacerme daño. Ni con esas filosas garras de gato que tienes. Tomó las manos del albino y las besó.

-Lo siento de verdad Gon...- Su cara era más roja que una cereza.

-¡Ay! Te queda muy bien ese pijama,  le voy a pedir a Mitosan que te haga uno.

-Gon...

-No hablemos más de eso, ya me vendé y estoy bien.

Killua abrazó a Gon con todas sus fuerzas, quería comprobar que no estaba soñando.

- Te amo Gon y no quiero perderte nunca más.

-Nunca me vas a perder Killua, porque siempre quiero estar contigo. Y sabes lo terco que soy.

-Eso si lo sé idiota.

Los chicos se dirigeron de la mano a la habitación. Gin y Alluka los esperaban despiertos, seguían preocupados por Killua.

-Estoy bien chicos, vuelvan a dormir.

-¿Estas seguro Kill?--- Gin estaba muy preocupado.

-Sí, estoy seguro.

Besó en la frente a su hermana y le dio las buenas noches a su amigo.

-Te voy a hacer mimos hasta que te duermas. Sonrió tiernamente.

-Gon... Eso es vergonzoso.

-No me importa, ven. ---Palmeó el espacio vacío que estaba en su cama. Y Killua se acurrucó junto a él.

Gon apagó la luz y acomodó a Killua en su pecho, lo sentía tan frágil y pequeño, lo quería proteger de cualquier dolor. Con la yema de sus dedos acarició tiernamente la mano de su amigo y con la mano libre masajeo su cuero cabelludo. Era tan suave y tierno. Quería acariciar a Killua por siempre. Después de un rato decidió depositar un beso en su frente para luego susurrar en su oído.

-Espero que te estén gustando los mimos.

Se preocupó al no obtener una respuesta, pero una caricia en su mano le indicó que todo estaba bien.

El corazón de Killua iba a explotar. Se sentía tan bien con la cabeza en el pecho de Gon, recibiendo sus caricias. Quería estar acurrucado con él para siempre, no le importaba el resto. Sus mejillas estaban decoradas como siempre, pero no le avergonzaba. No le avergonzaba sentir lo que estaba sintiendo, era algo tan puro y noble, que estaba feliz de poder sentirse así.

"Espero que te esten gustando los mimos" ¿Era en serio la pregunta? O a caso era tan idiota para preguntar algo obvio. Definitivamente lo era.

Respondió acariciando la mano del moreno, con temor a que este dejara de mimarlo.

Y así se durmió, sintiéndose la persona más amada del mundo.

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