Organizador

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Killua le había comprado un lindo suéter verde a Gon, se iba a ver tan bien en él. Ya tenía su regalo de cumpleaños y no necesitaba seguir fingiendo enojo.

-Buenos días Gon.

-¿Killua? ¿Ya no estás enojado porque perdimos la competencia?

-Ya no.

Una hermosa sonrisa acompaño al de ojos miel y se abalanzó para abrazar el cuerpo de su amigo.

-No me vuelvas a hacer la ley del hielo por favor Killua.

-Eso depende de ti.---Dijo correspondiendo el abrazo.

-Sabes que soy idiota...

-Gon, solo yo puedo decirte idiota. Tú no puedes.

-Pero...

-Solo yo puedo y punto.

-Esta bien.

Gin entró a la habitación, estaba volviendo del baño.

-Buenos días chicos, veo que ya no estan enojados.

Disolvieron el abrazo en cuestión de segundos. No estaban haciendo nada malo, pero les daba vergüenza ser encontrados así.

-Bue...nos días Gin. ---Dijeron al mismo tiempo, hasta en el tartamudeo eran iguales.

-Creo que voy a despertar a mi hermana, no queremos llegar tarde al barco.

Ese era el día, volverían a Isla Ballena. Desayunaron en un local cerca del puerto y abordaron el barco. Killua y Gin estaban muy hiperactivos, corriendo de un lado para el otro y haciéndole bromas a las señoras que estaban en el barco. Gon los observaba a lo lejos, añoraba estar en el lugar de Gin. Aunque él no le haría bromas a esas señoras.

-Gon.

-¿Sí Alluka?

-Estas seguro de que a Mito no le va a molestar...que

-Tranquila Allu, ella va a estar muy feliz. No te preocupes.

-Gon. ¿Me puedes dar un abrazo?

-Claro que sí.

Pegó a la joven a su pecho y le acarició la cabeza para darle tranquilidad.

-No estes nerviosa Allu, todos estamos para ti. Mitosan te va a amar.

-Es..ta bien. ¿Podemos recorrer el barco?

-Claro.

La pequeña tomó la mano del mayor y comenzaron a recorrer el barco. Killua vio esa escena y su corazón sintió un calor inigualable. Las dos personas que más amaba en el mundo caminaban de la mano con unas sonrisas en sus rostros.

-Ey, ¿Qué miras Killua?

-A mi hermana.

-Si tu quieres seguir mirando esta bien... Solo te digo que detrás mío viene una señora bastante molesta. ---Su voz estaba agitada debido a que llevaba corriendo varios minutos.

¡Vengan aquí mocosos! El grito estremecio a Killua y salió corriendo detrás de Gin. La estaban pasando muy bien.

Se hizo de noche, el mar estaba calmado y las estrellas se reflejaban en él. Se veía mágico.
Los cuatro amigos se encontraban apoyados en una baranda viendo el hermoso paisaje.

-Hermano, quiero ir al baño.

-Te acompa...

-No hace falta, yo también quiero ir al baño. Interrumpió el de ojos verdes. Dejando a los dos amigos en soledad.

-Killua, esto me recuerda a cuando vimos las estrellas en Isla Ballena.

-Iba a decir lo mismo.

-Recuerdo que te pedí estar juntos siempre.

-Fue vergonzoso.

-Aún quiero estar siempre contigo Killua.---Se giro para verlo a los ojos, esperando que el albino se sonrojara.

-Yo también quiero estar siempre contigo Gon. --- La seguridad en su voz hizo estremecer al pelinegro. Ahora él era el sonrojado.

Continuaron viendo las estrellas en silencio hasta que unas voces infantiles invadieron el lugar. Eran dos chicos, de unos doce años aproximadamente, jugueteando y riendo mientras corrian al barandal.

-Quiero estar siempre contigo Peter.

-¡No digas cosas vergonzosas!

Gon y Killua se miraron y con una coordinación increíble dijeron "Como nosotros."
Sus corazones estaban cálidos en la añoranza de aquellos años, se quedaron mirando a los pequeños que observaban las estrellas a su costado.

Los pequeños conversaban alegremente, hasta que comenzaron a acercarse lentamente de forma inusual para luego besarse tiernamente y tímidamente frente a sus expectadores.

-Definitivamente no son como nosotros.--- Soltó Gon. Mirando a otro lado.

-Definitivamente no.

Estaban rojos e incómodos. Deseando tener el coraje de esos pequeños. Alluka y Gin llegaron a salvarlos.

Durmieron en las incómodas camas del barco, para a la mañana siguiente estar en Isla Ballena. Gon estaba muy emocionado por ver a Mitosan y a su abuela Abe, que estaban esperándolo en el puerto.

-¡Mitosan! ¡Abe!---Gon corrió hacia las mujeres de su vida, por fin se sentía en su hogar.
Las mujeres no tardaron mucho en llenarlo de besos y preguntas. Hasta que divisaron una cabellera blanca que observaba con detalle la escena.

-¡Killua! Lo llamó Mitosan.

El joven se acercó tímidamente para sentir como los brazos de la mujer lo rodeaban.

-Te extrañamos mucho Killua.---Dijo depositando un tierno beso en su frente. Las mejillas de este estaban completamente rosadas, se sentía querido.

-Yo también las extrañé.

-Que crecido estás jovencito. --- Abe tomó las mejillas rosadas de Killua y las apretó.

-Me duele Abe.---Dijo con un tonó tierno que derritió el corazón de Gon.

Después de unos minutos de mimos para los jóvenes, notaron la presencia de dos muchachos más.

-Tú debes ser Alluka, yo soy Mitosan.

-Ho...Hola

-Yo soy Abe, pequeña.

-H...ola Abe.

-Es mi hermanita. ---Killua la abrazó por los hombros.--- Y él es mi mejor amigo Gin.

-Buenas. ---Habló tímidamente.

Mitosan no pudo evitar reír al ver el parecido físico de ese niño con Gon.
En cambio Gon, estaba molesto y celoso.

Caminaron a gusto por el bosque, ayudando a Abe cuando era necesario. Y llegaron a la casa cuando era de noche. Estaban las luces prendidas.

-Mito, ¿Hay alguien en casa?

-Sí.

Gon se sorprendió. Ellos no solían tener visitas.

-¿Quién?

-El organizador de tu cumpleaños.

¿El organizador de su cumpleaños? Killua se sorprendió. ¿Quién se atrevía a quitarle el puesto de organizador en la fiesta de Gon?

El moreno corrió a su casa para ver quién estaba dentro. Cuando abrió la puerta su corazón comenzó a latir rápidamente al ver de quién se trataba.

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