Katsuki nunca quizo hacerle daño, más su reputación se le era importante, asi que no tuvo mejor idea que dejar al pecoso hacer lo que el quisiera, con tal de optener su perdon y quien sabe... Algo más.
Izuku nunca tuvo resentimiento hacia katsuki...
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X: Vámonos kats, si alguien nos ve, estaremos en problemas - se dio la vuelta, seguido de dos niños.
— Bien... Ustedes pueden ir yéndose — miró al pequeño pecoso, el cual tenía heridas en su pecoso y delicado rostro — yo me quedaré a ver que este inútil no nos delate — lo jaló de sus verdosos cabellos, para que así bajara la cabeza, como una muestra de respeto, por así decirlo.
X2: ¡Esta bien!, nos vemos — se fue corriendo junto con los dos chicos, despidiéndose con la mano.
— ...
El pequeño rubio se quedó mirando a los tres chicos, esperando que estos desaparecieran de su campo de visión. Cuando ya no había rastros de ellos, agarro de la mano al pecoso y se lo llevó a rastras a su casa, con este suplicando que ya no le hiciera daño.
— K-kacchan... — habló temeroso.
— Lo siento... — agachó su cabeza un tanto avergonzado, mejor dicho, muy avergonzado.
Un incómodo silencio se formó en aquella ordenada y limpia habitación. Pasado unos minutos el pequeño peliverde abrió sus ojos asombrado, pensando que lo que había escuchado era falso.
— Qué? — susurro aún asustado pero, sobre todo, confundido.
El rubio levantó la cabeza, aún rojo de la vergüenza, tratando de armarse de valor para repetir aquellas palabras que tanto le costaba decir debido a lo orgulloso que era.
— L-lo siento... — junto sus dos manitos, que tenían leves ampollas y rasguños, junto con un leve tono rojizo que las hacía ver más lindas y delicadas.
— No lo entiendo... ¿P-por qué pides perdón? — retrocedió hacia una esquina vacía de la habitación, buscando refugiarse.
— A-ah-... — pudo ver claramente el miedo plasmado en la mirada del pecoso — espera, y-yo lo siento, no quería golpearte — pequeñas lágrimas empezaron a asomarse por su fino y delicado rostro. Se deslizaron por su mejilla, llegando hasta su mentón.
Izuku dudo por un momento de aquellas extrañas palabras pero, viendo cómo el otro empezaba a llorar, salió de su escondite y lo fue a consolar.
— Esta bien kacchan... Te per... — se quedó callado un momento, pensando en lo que iba a decir — No seas débil Izuku, talvez todo esto sea parte de su show... — miró nuevamente al rubio a los ojos, no sabía que decir — solo no llores, ¿está bien?.
Katsuki asintió avergonzado. Todavía no escuchaba al pecoso decirle que lo perdonaba y eso le abrumaba.
— Entonces, ¿me perdonas? — preguntó con cierto brillo en su mirada — S-si lo haces... ¿Verdad? — pregunto aun con sus manos entrelazadas con las del pecoso.
