El Matrimonio Conveniente (MLB fanfiction) COMPLETA ✔

Capitulo 72

Kagami suspiró y colocó su rímel sobre la mesa de su tocador. Apretó los labios, extendiendo la barra de labios entre ambos para que se viera uniforme.

Se sentó, mirándose en el espejo con una mueca.

No cabía duda de que Kagami conocía la agenda de Adrien, y a pesar de no haber recibido respuesta durante bastantes semanas, sabía que Adrien representaría a su padre en la semana de la moda.

Ella no estaba invitada por Adrien, pero seguro que tenía toda la intención de aparecer de todos modos.

Apretó los labios, continuando a extender su lápiz de labios antes de darse una última mirada en el espejo.

Se inclinó hacia delante, mirándose a los ojos a pesar de que el pecho se le estaba apretando.

Iba a hacer que Adrien la escuchara.

Esto no había terminado para ella.

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—¿Estoy mal vestida? — susurró Marinette, su mano apretando la de su marido con esperanzada tranquilidad. —No quiero destacar.

Cruzó las piernas, apartando la vista de la ventana del coche. Levantó la mano, su mano libre temblaba mientras retorcía sus pendientes.

Adrien se sentó a su lado, sus ojos verdes se apartaron de la ventanilla y se centraron por completo en su mujer, que estaba a su lado. Sacudió ligeramente la cabeza, admirando el vestido rojo hasta la rodilla que llevaba. Le encantaba la forma en que su collar de diamantes contrastaba con su piel ruborizada y pecosa en el escote cuadrado.

Diablos, podría llevar una bolsa de basura y Adrien juraba que le habría quedado bien. Observó cómo Marinette se colocaba un rizo suelto detrás de la oreja antes de inclinarse hacia él con un pequeño mohín.

—Créeme, estás increíble—. le aseguró Adrien, con el corazón apretado en el pecho en el momento en que la sintió inclinarse hacia él.

Adrien disfrutaba cuando Marinette llevaba el pelo suelto, sentía que enmarcaba perfectamente su hermoso rostro. Era una imagen de la que sabía que nunca se cansaría.

Adrien mantuvo su compostura de forma tan informal como su atuendo. Se aseguró de llevar los pantalones de vestir que su padre deseaba, pero el traje le resultaba increíblemente incómodo. Se limitó a completarlo con una americana y una camisa blanca debajo. No le gustaba demasiado presentarse a los eventos en casa de su padre, pero el hecho de tener a Marinette allí parecía facilitarle la tarea.

—En todo caso, serán personas que lleven trajes tan extraños, que destacarían entre todos nosotros—. Adrien bromeó, llevando la mano de Marinette a sus labios para poder apretar un suave beso en el dorso de la misma.

Marinette asintió, un pequeño rubor cubrió sus mejillas cuando Adrien besó su piel y ella apartó tímidamente la mirada.

—C-Cierto—. Espetó, con sus ojos azules pasando de un árbol a otro mientras pasaban. —Eso es lo que queremos... — suspiró, su mano apretando la de él cada vez más fuerte. —Pasar desapercibidos y no sobresalir en absoluto.

Adrien se rió, y su pulgar acarició el dorso de la mano de ella mientras podía percibir la ansiedad de Marinette sólo por el tono de su voz. No era frecuente que Marinette se viera sacudida por los focos y él comprendía las cosas que podían pasar por su cabeza.

A pesar de que sus padres regentaban una conocida panadería, era evidente que Marinette solía ser muy reservada.

No había nada malo en ello, de hecho, si Adrien tuviera la oportunidad haría lo mismo.