Epilogo

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Marinette entrecerró los ojos, escudriñando cada palabra de la página con mucho cuidado.

Cada palabra la hacía sentir más y más frustrada.

Era un contrato escrito hace décadas. ¿Cómo podía alguien ser tan egoísta?

Prometer la mano de otra persona en matrimonio a cambio de unas joyas antiguas. Cuanto más pensaba Marinette en ello, más afortunada se sentía.

Si la hubieran prometido a alguien que no se pareciera en nada a Adrien, realmente habría estado en un gran problema.

Aunque al principio no le gustaba Adrien como lo hacía ahora, no podía estar más agradecida por su amabilidad y paciencia hacia ella. Fue una de las muchas razones por las que se enamoró de él.

Con los labios apretados, Marinette dejó el contrato sobre su escritorio con una mueca.

Había pasado un año y pico desde que se enteró de que estaba embarazada de su hijo y Marinette agradeció que el embarazo fuera fácil. Después de ver lo que pasó Alya, le preocupaba que tuviera tantas complicaciones incómodas.

Marinette hizo que Adrien estuviera a su lado en todo momento y, si por él fuera, Marinette habría sido llevada a todas partes. Adrien ni siquiera la dejaba ir sola al baño.

Levantó la mano y empezó a pellizcarse el puente de la nariz, doblando lentamente el contrato y deslizándolo hasta la esquina del escritorio.

Era hermético.

—¿Estás bien? — preguntó Adrien, entrando lentamente en la sala de trabajo de Marinette con su hijo en la cadera. —Llevas un rato aquí, Louis se está poniendo un poco inquieto. He llamado a Alya y a Nino, están de camino. Ya he preparado la tarta de cumpleaños y la música, seguro que Louis lo recordará—. Adrien continuó, con la emoción en la base de su voz, mientras veía a Marinette levantarse lentamente.

Marinette parpadeó y se pasó una mano por sus rizos oscuros con una piedra de culpabilidad en el estómago. Estaba tan preocupada por la legitimidad del contrato que casi había olvidado que la primera fiesta de cumpleaños de su hijo iba a tener lugar junto a la piscina en el patio trasero.

—Ah, claro—. Marinette frunció el ceño y abrió los brazos a su hijo, que correspondió al gesto con una mueca. Casi saltó de los brazos de su padre en cuanto vio a su madre. —Ven aquí, mi amor—. murmuró Marinette, tomando al pequeño en brazos.

—Mamá...— Louis arrulló, acurrucando su cara en el pecho de ella con un pequeño rubor. Se aferró a ella con fuerza, y su otro brazo se extendió para que Adrien se acercara.

Adrien se acercó a su mujer y a su hijo con una sonrisa tímida, se apoyó en Marinette y le dio un pequeño beso en la frente.

—¿Encontraste algo defectuoso en el contrato? — susurró Adrien, poniendo una mano en la espalda de su hijo. —Llevo todo el día queriendo mirarlo, pero Louis se despertó pronto de su siesta.

Marinette comenzó a rebotar lentamente, sosteniendo a su hijo de un año cerca de ella mientras negaba con la cabeza, manteniendo su mirada hacia Adrien que la observaba tentativamente.

—No, el contrato es hermético.

—¿Quieres decir que nuestro matrimonio no es una farsa? — preguntó Adrien, enarcando una ceja con una pequeña risa. —Es una pena.

Se burló Marinette, que no tardó en apretar los labios mientras colocaba su mano encima de la de él mientras ambos se recostaban sobre la espalda de Louis.

—No, somos legales—. Ella lo miró. —Me alegro de que haya funcionado para los dos...— su voz se interrumpió. —Pero no puedo evitar pensar en si no hubiera sido así. Como, ¿qué pasaría si fueras otra persona? ¿Y si hubieran prometido mi mano a alguien como Nick? — Sus labios se torcieron con disgusto. —Simplemente parece egoísta.

El Matrimonio Conveniente (MLB fanfiction) COMPLETA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora