Harry siempre había sido un buen niño. Teniendo horarios tranquilos, siestas largas, todo de forma que tanto Sirius como James pudieran descansar de forma tranquila junto a él.
Pero eso era cuando Harry era aún un bebé, cuando se cansaba rápido y tenía rachas aleatorias de energía.
El ojiverde tenía tres años ahora. Y parecía que había decidido que cambiar su horario era la mejor idea que podía tener.
Despertaba a ciertas horas de la noche, yendo hacia James para jugar con su padre, o saliendo de la habitación para hacer travesuras mientras nadie le viera.
Como cuando nadie le encontraba por la casa, no hasta que el hechizo localizador les guió hacia la cocina, donde dormitaba sobre una cama de harina.
No pregunten, no están seguros de cómo logra la mitad de las cosas que hace.
Claro, no es como si llegara a hacer mucho. Siendo que en la mayoría de las ocasiones era rápidamente interceptado por Sirius o James, quienes tenían los sentidos agudizados para sus escapadas.
Pero eso no era lo importante ahora, no cuando los horarios de sueño de James se veían tan afectados por las escapadas de Harry, al ser de alguna manera el principal encargado de atenderlo.
Por lo que no era extraño ver al Potter mayor dormitar alrededor de la mansión, con ojeras un poco pronunciadas y bostezos largos. Cargando con documentos o quejándose de que no podía concentrarse en su trabajo incluso con tres tazas de café en su sistema.
Sin embargo Sirius había notado aquello, era injusto que él sí pudiera dormir cuando prometió ayudar lo más que pudiera. Así que tomo una decisión y caída la noche tomó al pequeño Harry de su cama, llevándolo a su propia habitación para ser quien monitoree su despertar en esta ocasión, y dejando que James descanse lo más que pueda.
Con la decisión de lograr que el chico cambie su horario de una vez por todas a uno más accesible para ellos.
Sonaba tan fácil.
No tardo mucho para que la rutina se repitiera. Sintiendo al niño saltar en la cama para despertarle, con una sonrisa en su rostro y energías recargadas.
—Salta salta salta —Harry festejó derribándose sobre el Black, como si no se estuviera despertando a plenas 3 de la madrugada.
Sirius suspiró abriendo los ojos, no había dormido ni 3 horas antes de que Harry decidiera que era hora de jugar.
—¿No quieres dormir un rato más, cachorro? —sugirió acariciando la mejilla del chico una vez se dejó caer a su lado.
El pequeño Potter frunció el ceño, aquello sonaba a trampa, como las que su padre James solía hacerle de vez en cuando.
Negó, sus manitas tomando el rostro del Black para hacer que le mire y no cierre los ojos.
—Juego —pidió, haciendo su única y eficiente mirada de ojos de cachorro, ablandando el corazón del Black incluso cuando sabía lo que quería lograr.
Y negando con suavidad, mientras se repetía que no caería y haría que Harry cambiara su horario de una forma u otra continuó los próximos minutos.
Pero mientras nadie viera dentro de la habitación donde Sirius se transformaba en Canuto para que Harry jugara, todo estaría bien.
James despertó de forma abrupta pasadas las 10 de la mañana.
Había dormido mucho tiempo, mucho más de lo normal, y estaba simplemente extrañado y aterrado por ello.
Algo no estaba bien.
Harry no le había despertado, no le había escuchado en toda la noche.
Alterado se levantó de su lugar, buscando con la mirada a su pequeño hijo por todos los rincones de la habitación.
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Side by side.
Fanfiction31 de octubre de 1981. Lily muere por salvar a Harry. Dejando a James como padre soltero para criar a su hijo, quien tiene por delante una larga (eso esperan) vida siendo "Él niño que vivió" y enfrentándose a una serie de problemas que encontrará en...