Epílogo

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6 meses después.

—Reina Historia, los representantes de Marley están aquí. —

—Háganlos pasar. —

La monarca indicó. En el gran salón, apareció Zeke al lado de un diplomático. Era la primera gran reunión entre las naciones. ¿El fin? Encontrar la paz. Tras la gran batalla, los titanes regresaron a Marley, y con la ayuda de Jesús, el mundo retornaba al equilibrio. Fue el mesías, junto a la reina Isadora quienes abogaron por Zeke y su gente, argumentando que merecían una vida digna, justo como el resto de las naciones.

—Su majestad. —

Hicieron una reverencia. El camino era largo, dejar de lado años de hostilidades no iba a ser fácil, pero, por el bien de los pueblos, había que encontrar un punto medio. En aquella habitación sucedería, el cambio necesario. La esperanza de la humanidad, por fin caía sobre la humanidad.

Jesús tomó el control del reino de los cielos, y se sentó en el trono, como el nuevo líder. Se arrepentía de desaparecer por tanto tiempo. Pudo volver, pero nunca pensó que sucederían tantas cosas en su ausencia. Probó la libertad, le gustaba ayudar a las personas, salvarlos de las tormentas. Sin embargo, su lugar estaba ahí, desde su nacimiento su destino estaba marcado y ahora, ayudaría a quien lo necesitara. Traería paz de nuevo.

Jesús tomó a Alec como su consejero. Había tanto que desconocía, y el ángel era su mejor opción. Un soldado leal, fuerte y fiel a lo que era correcto. Para Alec, dejar a Sasha no era una opción, así que ambos se mudaron al cielo. Alec tomaba el puesto de consejero celestial, mientras que Sasha se convirtió en comandante de las tropas. A pesar de no tener alas como el resto o algún tipo de poder mágico, sus habilidades en el campo de batalla la hacían perfecta. Adaptándose a cualquier escenario. Neutralizando cualquier amenaza. Los ángeles estaban renuentes. No solo a tener una humana como comandante, sino también, de tener un nuevo líder. Jesús era consciente de todo ello, pero eso no lo iba a detener, reformaría a los ángeles y volverían a su propósito original, convertirse en los guardianes del mundo.

—Las tropas en la tierra, nos informan que se deshicieron del último titán. —

Alec informó dentro de las paredes de mármol brillante. La vida dentro del palacio era tediosa, pero segura. Ya no había amenazas, solo tenían que ser felices.

—Te ves aburrida, Sasha. —

Jesús se burló. El mesías la veía como otra hermana. Conocía bien la relación que mantenía con Serena y lo importante que era la castaña para su hermanita. Al conocerla, se dio cuenta de porque se llevaban tan bien. Eran la una para la otra. Alegres y curiosas. Llenas de vida y esperanza.

—Solo tengo hambre. — Sasha se quejó. —Y la comida de aquí no es la mejor. —

—Mandaré a alguien a la tierra a que traigan carne para ti. —

Jesús aseguró. El humor de la castaña cambio rápidamente. Alec observaba la escena, sintiéndose dichoso y agradecido por encontrarse con Sasha. Nunca imagino que las cosas llegarían hasta tal punto. Con él, perdidamente enamorado de la humana.

—Aún cuando creo que tus alas son hermosas, asustaras a la gente si vas así por la vida. —

Alec paseaba por el cuartel de la legión. Se acostumbraba a su nueva realidad. Vivía la pena por perder a Serena. La tierra era tan distinta al cielo, los colores abundaban mientras que las personas soñaban con un mejor mañana.

—No puedo acostumbrarme a ocultarlas. —

A pesar de todo, no confiaban en él. Cada vez que se acercaba a los soldados, se alejaban. Murmuraban a sus espaldas e incluso lo observaban con desprecio. Para Sasha, solo era un hombre que lo perdió todo, por lo que creía correcto.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora