Desde hace ya unos 10 minutos toda la casa había quedado en silencio. Sentados cómodamente y con la chimenea funcionando, todos dormían excepto yo.
Tenía la cabeza de Jeremy sobre mis piernas y a Matt descansando su cabeza sobre mi hombro derecho. Solo me dignaba a mirar las delicadas llamas surgiendo de ésta.
Miré a Jeremy, él ha pasado por mucho y aunque aún tiene familia con vida, su sufrimiento era enorme, lo sentía. Comencé a peinar su cabello con mis dedos, lenta y silenciosamente, perdiéndome entre mis pensamientos.
Stefan P.D.V
Abrí la puerta trasera lentamente para no despertar o alertar a alguien y me encaminé a las escaleras. Damon estaba sentado en el cuarto escalón de éstas, mirando la chimenea en gran silencio.
-Que noche, ¿no? -Susurré para después sentarme al lado suyo.
-Que año, ¿no? -Y me miró, sonriente para después volverse a lo que antes ya veía -¿Qué piensas de ella?
-¿De quién? -Dije extrañado.
-______ -Y sacudió rápidamente la cabeza en sentido a ella. La miré, ella acariciaba la cabeza de Jeremy con gran gentileza mientras lo veía con gran interés -En toda la noche no ha estado sola, se nota que todos aquí la conocen, ¿has visto sus ojos?
-Son verdes, ¿y? -Dije con un tono irónico.
-Claro que son verdes hermanito -Dijo algo tenso -pero su mirada, tiene algo, como una...
-¿Oscuridad? -Interrumpí.
-Algo así.
-La escuché hablando con Jeremy, no sé si los demás lo sepan pero tiene una vida algo rara. Toda su familia está muerta -Dije sin quitarle la mirada de encima. Damon me miró algo dudoso.
-Que pena -Respondió irónicamente unos segundos después.
Fin Stefan P.D.V
Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo trasero por lo que me puse de pie, dejando gentilmente a un lado la cabeza de Jeremy y moviendo levemente a Matt, para después abrir la puerta principal de la casa Gilbert y salir.
-¿Hola?
-¿______? -Dijo mi voz preferida del otro lado de la línea.
-¿Ashton? -Y una gran sonrisa apareció en mi rostro.
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Todo El Mundo Tiene Derecho A Ser Feliz (Damon Salvatore)
FanfictionToda mi vida cambió al recibir una llamada, mi mejor amiga de la infancia, Elena Gilbert, había muerto. Debía regresar al lugar donde había tantos recuerdos de tantas personas, de las cuales ninguna seguía con vida.