El Juicio segunda parte

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El señor Sweeney suspiró y pensó unos segundos.

-Yo siempre me dije que no intervendría de mala manera en la imagen que mis hijos pudieran tener de su mamá, sin importar qué yo decidí que ella sería la madre de mis hijos. Sin embargo, ella si buscaba envenenar a mis hijos sobre mí. Yo no sé que pensarán mis hijos sobre su madre, solo me encargué de cuidarlos y atenderlos, para que ellos formaran su propia posición respecto a sus padres.

-¿Usted, sabe cómo es realmente la señora Sweeney?

Arthemius volvió a pensar seriamente unos segundos. En ese momento llegó el mozo con los pedidos, luego de servirles el vino se retiró.

-Gwen, no es precisamente la madre más amorosa del mundo, lo sé porque lo he visto pero nunca pierdo las esperanzas de que cambie, sobre todo ahora que tiene una niña y ella como mujer la guie en su camino a ser una señorita. Sin embargo, soy honesto con decir que no he visto mucho progreso. Yo estaba muy enamorado de esa mujer, le daba todo en la vida y me sentí un poco decepcionado cuando me pidió el divorcio. Dicen que el amor te vuelve ciego -se silenció unos segundos-. Ya son unos años que ambos estamos viviendo en cuartos separados y desde hace unos meses me mudé dejando a Diana con su mamá pero ahora la quiero conmigo porque ya me di cuenta que su madre no la va a criar...

-Cómo están actualmente las cosas ¿cree que la señora Sweeney ama a su hija? -Jennie tambaleó sus dedos en la mesa.

-Bueno, se supone que debería ser afirmativo porque ¿quién no ama a sus propios hijos?, pero ahora creo que Gwen no ama a nadie, solo ama la vida buena que le daba y la frivolidad de la alta sociedad. Ahora chantajea dinero que canjear con nuestra hija. Quizás siempre fue así y nunca me percaté -. El señor Sweeney narraba realmente afectado.

Jennie apretó los labios pensando "¿Asi era yo?", luego vino el recuerdo de Lisa diciéndole "Tú cambiaste Jennie". Sonrió debilmente por la añoranza. Hizo su primer bocado formulando en su cabeza la continuación de la conversación. Decidió que pasara un rato agregando temas triviales a la charla hasta que casi terminaran de cenar para preguntar por lo fuerte.

-Señor Sweeney, hace poco estuve repasando el caso y me he topado con algo que he considerado que debería escuchar de usted una explicación antes de tomar conclusiones.

El elegante hombre bajó su copa de vino y le asintió. 

-Tengo este expediente que se me hizo muy curioso por estar usted y la señora Sweeney en él -. Siguió Jennie extendiéndole la carpeta de su bolso. 

El señor Sweeney lo recibió, frunció el ceño y lo abrió. Se quedó callado por poco mas de un minuto.

-Creo que ésto le tiene muchas preguntas señorita Kim. Imagino también que hizo un antejuicio de reproche sobre mí y mi aún esposa, no la culpo.  Estoy dispuesto a responder todas sus dudas.

-¿Qué sucedió aquí? ¿usted agredió a la señora Sweeney? ¿Diana y Jungkook lo saben? - Empezó la abogada.

-Creo que para responder, la pondré en contexto. Hace 5 años atrás, Gwen y yo ya teníamos problemas maritales. Ella pensaba que yo la engañaba, aunque no fue así. Ahora que lo pienso con la cabeza fría creo que encontró ahí la manera de aumentar sus lujos, me amenazaba con el divorcio por infidelidad aunque no tuviera pruebas, pedía vuelos y fiestas sociales, y yo se lo daba todo para que no me deje -tomó un sorbo de su vino-. Esa noche llegué a casa un poco mas tarde, y ahí estaba ella en el salón cruzada de brazos decidida a reclamarme. Otra vez... Pero esta vez se salió de control y actuó mas agresiva. 

Jennie escuchaba atenta mientras bebía su vino.

-Empezó a tirarme las cosas que encontraba, los jarrones, los cuadros, todo lo que pudiera agarrar. Como verá en el expediente, ninguno de los dos estabamos ebrios pero ella parecía una. Yo esquivaba los ataques tratando de entablar una conversación seria pero ella decía que no me escucharía más y que mas bien debía pagarle por todo el daño moral que le había hecho engañándola. Le sujeté de la muñeca diciéndole que parara pero ella se retorcía y empezaba a golpearme el pecho hasta que se soltó y salió del salón, según yo se había calmado y suspiré volteando a la ventana. Pero luego escuché sus pasos de regreso trayendo una maleta con mis cosas diciendo que debía salir de su casa. Yo no entendía qué hice mal y no sabía que pasó con la mujer con la que me casé -tomó aire para seguir narrando-, entonces ella me sorprendió distraído y venía con un cuchillo directo a mí, yo me giré pero no fue lo suficiente para evitar que el filo pasara por un lado de mi abdomen, cortando la tela, ambos nos quedamos inmóviles viendo la sangre y ya no la reconocí en sus ojos. Ella vino directo a mí con sus uñas a mi cara y arañó mi mentón, yo la quise detener sujetando sus brazos pero hice un mal movimiento y caí de un lado de la cabeza directo a la punta de una mesa que estaba cerca. 

Cambios Inesperados | Jenlisa [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora