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Zenitsu tomó una decisión, se iría de Japón. Después de aquella llamada con Kaigaku se dispuso a investigar sobre los lugares, París le pareció bonito, pero, habían demasiadas personas, muchísimas, tantas que él no soportaría ni un día, así que, se iría a Ámsterdam, no es que no tuviera gente allí también, obvio, era la capital, sin embargo, era menos población que París, el vuelo salía de Tokio a las tres de la tarde.

Estaba con su hermano comiendo en un restaurante, le parecía extraño ver a su hermano pálido, le restó importancia al asunto, era mejor convivir con él lo suficiente antes de irse por un largo tiempo. Ambos hermanos estaban esperando el vuelo, Zenitsu tenía ganas de vomitar del nerviosismo y Kaigaku tenía mucho sueño por las quimioterapias, quería llegar a casa para dormir unas cuantas horas y  posteriormente levantarse para ir nuevamente a recibir más tratamiento.

Pasajeros con destino a Osaka por favor abordar por la puerta número 7.

El anuncio hizo que Zenitsu se estuviese arrepintiendo de irse, se giró sobre sus talones, mirando a su hermano mayor, este lo miraba con una pequeña sonrisa, el pelinegro acomodó la camisa de su hermanito y también el cabello del menor, se quitó una de sus pulseras con la mitad del Yin y el Yang en esa piedra típica azulada.

— Ten, este es el lado del bien — tomó fuertemente las manos del rubio, en su interior el miedo de no volverlo a ver por su enfermedad lo estaba carcomiendo, pero, lo que más importaba era el futuro de su hermano menor —, prométeme que te vas a cuidar mucho, pórtate bien, sé un buen chico y disfruta mucho el intercambio, ¿Si?

— Hermano...— susurró Zenitsu, lo abrazó con fuerza, sentía las tibias lágrimas recorrer sus mejillas, ¿por qué sonaba como si esta fuese la última vez en que se verían?, no le gustaban las despedidas, todas terminaban mal, aún abrazado dejó muchos besos en las mejillas de su hermano, quién le abrazó con más fuerza, los ojos del azabache estaban llenos de lágrimas, se aferró al rubio como si lo fuese a perder para siempre.

— Ya es hora, ve, no puedes perder este avión, luego vas a hacer transbordo en Osaka — besó la frente de su hermano y se alejó de él.

Como un gatito asustado se alejó de su hermano, caminando rápido hasta donde todos estaban mostrando pasaportes y los boletos de avión. La fila avanzó muy rápido, el menor pasó sus cosas, que fueron verificadas y lo dejaron entrar, antes de entrar al portal del avión, habló.

— ¡Hermano! — llamó el rubio, Kaigaku se giró cuando escuchó la voz de Zenitsu, le miró atentamente —, ¡Te llamo apenas llegue, no comas comida instantánea y sé un buen chico!, ¡Volveré pronto, te traeré muchos recuerdosde y comida rica de Países Bajos!

Alzó su mano moviendola en un gesto de despedida, la vista de Kaigaku se fijó en la pulsera que le dió, esta se encontraba firmemente en la muñeca de su hermano, con una sonrisa hizo el mismo gesto que Zenitsu. El joven Agatsuma caminaba por ese fino pasillo que lo llevaría al interior de la aeronave.

The stupid sugar daddy (Uzuzen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora