La vida de Zenitsu era realmente monótona, su hermano mayor Kaigaku se había ido a la capital a estudiar la universidad, dejándole solo en su pequeña casa. No pasó mucho tiempo cuando una oferta universitaria de intercambio le llegó.
La simple idea...
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El grupo "Kamaboko" estaba estacionado en un McDonald's esperando a que Yuichiro terminara de pedir su orden, seguramente sería una cajita feliz con algún juguete de la temporada, al ser de baja estatura y con un rostro algo infantil le fue fácil conseguír tres juguetes de la nueva colección de My Little Pony.
— Miren lo que tengo, me dieron a la arcoiris — comentó subiendo a la camioneta, ni siquiera se había puesto el cinturón cuando su hermano le dió un pellizco — ¡Oye!
— Casi media hora eligiendo una hamburguesa Yuichiro — reprochó el menor de los gemelos, el mayor solo se rió divertido del asunto.
— ¿Y a mí que me importa?, Que se aguante, para eso tiene tremendas piernas — dijo al mismo tiempo que comenzaba a comer de su helado Mcflurry de Kitkat.
— Me caes mal — dijo Muichiro mirando mal a su hermano quién simplemente le ignoró.
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Tanjiro, Nezuko y Zenitsu estaban caminando por un barrio que estaba cerca de la casa de los Kamado. Mientras caminaban tranquilamente ambos se sentaron cerca de un puente bastante lindo, los tres jóvenes estaban tranquilos hasta que una voz resonó cerca de ellos.
— ¿Nezuko? — indagó con duda la voz masculina, la nombrada giró su rostro levemente a la izquierda para ver al dueño de la voz, al verle se quedó congelada.
— Sa... Sanemi — dijo el nombre del albino, este se acercó bastante alegre y curioso de por cual sería la razón por la cual ella no le avisó que estaba en el mismo país que él.
—¿Que tal?, No creí verte por aquí, me hubieses avisado que venías y te habría invitado una taza de café o de té — dijo esto bastante sonriente, la menor estaba fría en su lugar, la mirada sobreprotectora de Tanjiro se paseó en todo el físico del hombre.
— ¿Quien es usted y como conoce a Nezuko? — se levantó de su asiento poniéndose de pie frente al más alto, Sanemi le miró de arriba a bajo sorprendido por el parecido que es niño tenía con los miembros del clan Tsugikuni.
— ¿Quien eres? — devolvió la pregunta, Tanjiro suspiró con molestia.
— Primero pregunté yo —dijo el de cabellos burdeos cruzándose de brazos, ¿Quien era ese viejo?
