Capítulo 22

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Liam

No podía describir con palabras lo feliz que me sentía ahora mismo.

Habíamos hecho el amor.

No me sentía así por el echo de haberlo hecho, sino por el motivo por el que lo habíamos hecho. Había confiado plenamente en mi. Había dejado su miedo y dudas atrás. Lo que me hacia muy feliz. Estaba muy orgulloso de ella. Pero también estaba muy feliz de que me dijera que me amaba. Había estado tanto tiempo esperando a oírlo, que ahora que lo había hecho me había parecido aun mejor de lo que me había imaginado. La amaba. Era mi princesa y siempre lo seria.

Observo con una sonrisa tumbado en la cama como Mia se ponía la ropa. Era una vista hermosa y aun más hermosa al ver sus mejillas sonrojadas por los nervios y la timidez. Era tan tierna. Jamás me había imaginado que aquella niña que conocí se convertiría en la chica, a la que un día yo llamaría el amor de mi vida.

—Princesa.

—¿Qué?— se gira y me mira, amarrándose el sujetador.

—Acércate— pido.

Me mira confusa pero me hace caso. Se acerca lentamente hacia la cama. Se sube en ella y gatea hasta mi. Se veía tan tierna y sexi a la vez. Era perfecta. Cuando esta delante de mí, agarro sus mejillas y acerco su cara a la mía, dándole un beso lento y dulce. Era mi niña, mi princesa y siempre la protegería. Me devuelve el beso con dulzura. Rodea mi cuello con sus brazos. Rodeo su cintura con mis brazos, acercándola más a mi.

Gime bajito al apretar suavemente su trasero. Subo una de mis manos y acaricio sus pechos por encima del sujetador. Gime sobre mis labios volviéndome loco. Me encantaba, todo de ella me encantaba. Iba a volver a hacerle el amor. Pero entonces escuchamos como la puerta de nuestra habitación es tocada. O más bien arañada. Suspiro, apoyando la cabeza en el cabecero de la cama. Mía ríe.

—Quiero mucho a Snow, pero odio que nos interrumpa en nuestros momentos.

—Quiere que le demos amor, es normal— sonríe.

—Yo también quiero que me des amor— hago un puchero.

—Puedo daros amor a los dos. Mi amor es suficiente grande para los dos.

Gruño. Rodeo su cintura con fuerza. Pego la cabeza en su estomago. Acaricia suavemente mi cabello.

—No me gusta compartir.

—¡Amor!

Río— Es broma amor, no te enfades conmigo— hago un puchero.

Acaricia mi mejilla con delicadeza. Sonrío. Beso sus labios con amor y cariño.

—Venga, vamos a abrirle— dice levantándose y poniéndose la camiseta.

Suspiro— Valee.

Se acerca a la puerta y la abre. Nada más abrirla, Snow entra corriendo y se sube a la cama, empezando a lamerme la cara.

Río, lo acaricio— Si, si, buenos días a ti también.

—¿Ves? Y tu que no querías abrirle— me dice mirándome con una sonrisa.

Asiento— Tenias razón.

—Siempre la tengo.

Sonrío pícaro— ¿Ah si? Snow, dale los buenos días a mama también.

—¿Qué? No, no no no— Snow corre hacia ella rápidamente. Se empina sobre ella, tirándola al suelo y lamiéndole la cara,  río.

—Para Snow para— pide entre carcajadas.

No puedo evitar mirarlos con una sonrisa. Sin duda conocerla a ella había sido lo mejor que me había pasado en la vida.

Mi Salvación (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora