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╰┈EL REFUGIO┉╮

La casita de Bill y Fleur se alzaba aislada en lo alto de un acantilado que daba al mar; era un lugar precioso pero solitario

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La casita de Bill y Fleur se alzaba aislada en lo alto de un acantilado que daba al mar; era un lugar precioso pero solitario. En cualquier sitio de la pequeña casa o del jardín, Jaz oía el constante flujo de la marea. Durante los días siguientes, en vez de quedarse en la abarrotada vivienda, se iba con Harry, que siempre se inventaba alguna excusa para alejarse en su compañía y se iban en busca de la vista del cielo despejado, del ancho mar desierto que se divisaban desde el acantilado, y de la caricia del viento frío y salado en la cara.

—¿Cómo te has sentido, mi amor? —le preguntó Harry a la chica en el segundo día, cuando ambos paseaban en el patio iluminado por el brillante atardecer.

—Bien, mira, puedo hacer esto ahora... —Jaz se inclinó un poco, pero luego hizo una mueca de dolor y se frotó la panza.

—Pero deberías descansar, Jaz —le espetó Harry entre risas.

—Lo sé, solo quería presumir que estoy mejor, ya que Hermione me ha revisado la herida cada unas dos horas —contestó Jaz volviendo a tomar su mano y sonriendo—. Aunque aún me duele el apretón que me diste ayer.

—Lo siento mucho —se disculpó Harry por enésima vez —. No era consciente.

—Ya lo sé, no te disculpes —repuso Jaz negando con la cabeza—. Yo quería disculparme. Perdón por ser una idiota y... no creer en la Varita de Saúco. ¡Te traté súper mal y quedé como tonta!

—No te preocupes —dijo él, sonriéndole. Se inclinó y le dio un suave beso en los labios—. Te entiendo. Quieres acabar con todo esto, está bien.

Jaz sonrió y preguntó:

—¿Puedes contarme de nuevo lo que viste en la mente de Quien-Tú-Sabes?

—Bueno —cedió Harry—. Mira, estaba en Hogwarts y fue hasta la tumba de Dumbledore. Le robó la varita que tenía entre las manos y sospecho que puede ser la Varita de Saúco. En realidad es obvio.

La chica se quedó muy pensativa y Harry sonrió.

—Me gustaría no preocuparme por eso de momento —sinceró—. Quiero que encontremos los Horrocruxes para acabar pronto con esto.

Jaz asintió con la cabeza y miró el mar. Una sonrisa se curvó en sus labios y salió corriendo para lanzarse por el acantilado. Harry soltó un gritito de horror, que ahogó al taparse la boca cuando Jaz se transformó en fénix y voló con elegancia hasta posarse limpiamente frente al mar.

—¡Jaz, eres una tonta! —la regañó Harry desde arriba.

—¡Baja! —le gritó ella.

Harry la miró, tragó saliva y verificó la altura del acantilado para luego negar con la cabeza.

Jazlyn Ramsay y los HorrocruxesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora