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╰┈TÚ ME HACES FUERTE┉╮

Harry, invisible, guio a Jaz dándole pequeños y suaves empujones por la cintura hasta que salieron del Gran Comedor

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Harry, invisible, guio a Jaz dándole pequeños y suaves empujones por la cintura hasta que salieron del Gran Comedor. En la entrada, Neville estuvo a punto de tropezar con Jaz; volvía de los jardines con otro chico, los dos cargando con un cadáver. Jaz lo miró y notó otro golpe en el estómago: Colin Creevey, pese a ser menor de edad, debía de haber vuelto al castillo a escondidas, igual que Malfoy, Crabbe y Goyle. Muerto parecía minúsculo.

—¿Sabes qué? Puedo con él yo solo, Neville —dijo Oliver Wood, y se echó a Colin al hombro para llevarlo al Gran Comedor.

Neville se apoyó un momento en el marco de la puerta y se enjugó la frente con el dorso de la mano. Pero de repente se quedó helado, y Jaz comprendió inmediatamente por qué.

—¿Mamá...? —susurró, atónito—. ¿Papá?

Los señores Longbottom se hallaban muy cerca, y cuando vieron a su hijo se lanzaron hacia él para abrazarlo. Fue lo más emocionante que Jaz pudo ver en toda su vida y sonrió de oreja a oreja, volviendo a retomar el camino con Harry.

El chico la tomó de la mano y Jaz se metió dentro de la capa junto a él, aun mirando cómo Neville estaba abrazado con sus padres. Los ojos le brillaban, aunque seguía pasmado.

—Eres tan linda, Jaz —murmuró Harry, sacando a la chica de su trance. Ella lo miró y notó de inmediato que tenía los ojos rojos y lágrimas secas esparcidas por la cara, y su expresión denotaba nada más que terror y tristeza.

—¿Qué pasa, mi amor? —preguntó Jaz con voz suave, quitando las lágrimas secas del rostro pálido de su novio.

—Nada —resopló Harry, tomando la mano de Jaz con fuerza—. ¿Vamos a caminar?

—Bueno —cedió ella con una sonrisita, y salieron del castillo.

La cabaña de Hagrid surgió en la oscuridad. No había luces encendidas, ni se oía a Fang arañando la puerta ni ladrando para darles la bienvenida. Harry miró a Jaz y luego la cabaña, y apretó aún con más fuerza su mano, como si no quisiera soltarla jamás en la vida.

Siguieron adelante y llegaron a la linde del Bosque Prohibido. Una vez allí, Harry se detuvo y ya no pudo reprimir un sollozo, por lo que Jaz se alarmó un montón.

—Harry ¿qué tienes? ¿Por qué vamos al Bosque Prohibido? —preguntó.

Harry suspiró, se secó las lágrimas con una manga y tomó a Jaz del rostro, acariciando suavemente sus mejillas.

—Sabes que te amo más que a nadie ¿cierto? —dijo él con tristeza.

—Harry, ¿qué...?

—Debo morir —dijo Harry rápidamente, como si ya quisiera soltarlo, aunque le estaba costando mucho—. Soy un Horrocrux.

Jazlyn Ramsay y los HorrocruxesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora