Juvart (Demonios Que Enamoran I)

Prólogo

Todos creen que por tener el nombre de un demonio lo soy, que por verme como uno lo soy, que por no negar las cosas lo soy.

Pero para ser claros me vale mierda lo que las personas crean o piense y digan de mi.

Las personas juzgan un libro por su portada y vaya que es una mierda eso ya que algunas veces te pierdes de la mejores historias a causa de eso.

Lo digo por experiencia propia y también por ser un claro ejemplo de ello.

Toda mi vida creí haber estado enamorado de Ekaterina Ekman, ella es un maldito sol que ilumina a su alrededor y encanta todos con su magnífico baile.

Es una mujer diez años mayor que yo pero para el amor no hay edad y desde muy joven me obsesione con esa mujer, no tenía ojos para nadie más que no fuera ella.

Si follaba con muchas pero nunca nada serio ya que Ekaterina no dejaba mi mente, pero lo que siempre vi fue su portada, sin adentrarme a su historia y ver qué no valia la pena leer ni ser parte de ella.

La probé claro que si, la folle duro y quite todas mis ganas de años de obsesión por ella, pero que pasó una vez probé su cuerpo pues lo que sentía por ella se fue a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.

Eso necesite para sacar a esa mujer de mi sistema y ver qué solo estaba idiotizando por su hermosa portada (su físico).

Por otro lado estaba Milenka Ekman la hermana de Ekaterina y también hijas de mi tía Ivana y el Tío Emil.

Jodido como la mierda, en un tiempo ella era mi amiga una de las mejores pero como todo idiota la juzgue por su portada.

Milenka no era un mujer muy femenina que se diga, se vestía dos tallas más grande, utilizaba camisas anchas y algunas veces hasta ropa de hombre, su cabello es de un color gris plata. Si, ella era todo lo contrario a su hermana mayor y como no, la juzgue por su horrible portada y por lo que deja ver a los demás.

Pero lo que nadie me decía que detrás de esa portada de mierda que representaba Milenka hallaría la historia más fascinante, adictiva, erótica de toda mi jodida vida.

Todos me juzgan a mi, pero no soy diferente a ellos ya que yo también lo hice y vaya que grave error el que cometí.