Capítulo Veintidós

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22. 


El juicio humano nunca es del todo confiable; tampoco lo es el tiempo. Pues nunca ha tenido sentido más allá del que los humanos pusieron en él.

Jungkook veía el reloj de la pared del salón de clases; sus agujas se movían demasiado lento. Por eso, cuando el timbre finalmente marcó el final de ese curso sintió un gran alivio.

Se levantó y salió en silencio entre el montón de alumnos de la preparatoria. No hablaba mucho con nadie realmente, todos pensaban que era raro porque difícilmente opinaba igual y por su mirada seria mientras escondía las manos en las mangas de su sudadero negro.

Al menos así era como Jungkook se veía en la segunda línea de tiempo.

Negó con la cabeza, ni de broma aguantaría otras dos horas de la historia de Estados Unidos.  De todas formas, tenía tarea de química que hacer; pero no le gustaba estar solo en casa, así que salió hacia las mesas del área verde de la escuela.

Siguió avanzando; pero lo primero que encontró fueron unos converse blancos sucios entre la grama, pertenecientes al chico que veía hacia el cielo sin preocupación alguna.

Bueno, quizá esta línea no era tan perfecta como la tercera, ni tan nefasta como la primera; porque al menos en esta tenía un amigo.

Se acercó a Dominic causando sombra en su rostro.
—¿No deberías estar en clase? —le dijo viéndolo desde arriba.

—Si no te molesta, Jungkook, estás estorbando mi vista —le respondió con gracia.

—Niño, saltarte clases no es bueno para ti.

—¿Por qué me dices "niño"? —Dominic se recompuso sobre el suelo y le vio molesto—. Solo eres dos años mayor que yo.

—Pero soy más maduro que tú y voy en un grado más alto.

—Pura mierda.

—Oye, cuida tu lenguaje. O tendré que llamarte la atención con tu nombre completo como si fuera tu madre.

—Hazlo; llámame así y te corto la lengua.

—Oh, qué rudo. Me gusta más tu otro nombre, voy a usarlo.

—Pero a mí no, ¿Podríamos dejar de hablar de eso, por favor?

Jungkook contuvo sus deseos de reír.
—Está bien. —Se sentó a su lado en la grama, viendo hacia el cielo—. Pero ya que estás aquí desocupado, deberías ayudarme con mi tarea. —Buscó entre sus cosas y sacó un libro.

—Creí que dijiste que tú eras el mayor. —El pelirrojo se burló y alzó una ceja. —¿Y vienes aquí por ayuda?

—Estoy desesperado, así que sí. Odio química.

Rodó los ojos y le quitó el libro de la mano abriéndolo en donde un lápiz fungía como separador; lo observó por unos minutos revisando su tarea.

—Ella también te odia. Creo que tendrás que tomar escuela de verano —le dijo con gracia.

—¿Qué?

—Todas las respuestas, están mal.

—¡Eso no es posible!

—Acá —señaló su libro—.  ¿Cuál es la antecesora de la química?

—¿La biología? —dijo inseguro.

—Es la alquimia —respondió con obviedad.

—Vamos, estuve cerca.

—Ni un poco. —Negó con la cabeza—. Pregunta cuatro, ¿Y quién es el padre de la química moderna?

LA TEORÍA DE KIM.《version one》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora