Capítulo Doce

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12. 

Abrió los ojos repentinamente; el sonido del teléfono martillando sus tímpanos le hizo sobresaltarse en la cama. 

Suspirando, volteó a ver a su lado derecho encontrándolo vacío. La luz del baño de la habitación estaba encendida por lo que supuso que su esposa estaba allí adentro. 

El teléfono continuaba sonando, llevó su atención al aparato y lo tomó con molestia. Es decir, era más de medianoche, ¿Quién jodidos se atrevía a perturbar sus preciadas horas de sueño? 

Presionó el botón verde y contestó con voz dura. 

—¿Sí, diga?

—Buenas noches, ¿algún padre o encargado de Jeon, Jungkook? 

—Sí, sí. —Aclaró la garganta, en realidad no esperaba eso—.  Soy su padrastro. ¿Qué sucede?

—Hablo del departamento de Policía de la ciudad de San Francisco para notificarle que su hijo fue detenido y se encuentra custodiado en la estación central. 

—Disculpe, ¿¡Qué!? —Seokjin se levantó exaltado. El sueño había desaparecido por completo. 

—Se negó a tomar su llamada por derecho; pero al ser menor de edad nos vemos en la obligación de informarle. 

—No lo entiendo, es imposible. ¿Detenido bajo qué cargos? 

—Posesión de alcohol y vandalismo. 

«Maldición, Jungkook... » pensó.

—Está bien. Muchísimas gracias, iré enseguida. Tenga una buena noche —dijo, y cortó mientras se levantaba de la cama. 

Pasó una mano por su cabello y luego por su rostro. La llamada había logrado quitarle el sueño de forma bastante eficaz. Tomó unos pantalones de su perchero, y luego una camisa mientras negaba con la cabeza, molesto.

Sí, estaba demasiado molesto. Es decir, hasta donde él sabía Jungkook debería estar en su habitación viendo cosas por internet hasta las tres de la mañana. Pero, aparentemente, el niño había decidido fugarse de la casa, hacer quién sabe qué cosas para terminar en la cárcel y encima de eso pretendía que nadie se enterara. 

Se colocó sus anteojos junto con su chaqueta, y mientras buscaba su chequera (porque claramente iba a tener que usarla), su esposa salió del baño, sorprendida al verlo ya completamente vestido.

—Amor, ¿Está todo bien? ¿Qué sucede?

Estuvo a punto de desatar sus palabras con furia; pero se contuvo. Su esposa había estado enferma las últimas semanas, lo último que necesitaba era preocuparse por su hijo el futuro convicto. 

—Sí, sí... Bueno, realmente no. Uno de mis socios estrelló su auto en el centro y necesita ayuda, nada grave. 

—¿Estás seguro? 

—Por supuesto. No te preocupes, volveré pronto. 

—Está bien, te quiero, cuídate —le apoyó despidiéndose de él. 

—Intenta descansar. —Seokjin besó su frente y le sonrió al separarse de ella, entonces se dio la vuelta y caminó hacia la puerta llegando al pasillo. 

Soltó aire pesadamente. ¿En qué demonios pensaba el chico? O peor, ¿Qué tan mal padre era como para no darse cuenta de que se había escapado? 

Antes de marcharse hizo una parada en su oficina para tomar la copia de la llave de la habitación de Jungkook. Y en contra de todos los principios en los que quería creer, abrió la puerta para encontrarse con la computadora encendida reproduciendo una serie cualquiera, la ventana abierta y una soga colgada en dirección al poste de luz. 

LA TEORÍA DE KIM.《version one》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora