Capítulo Dieciséis

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   16.







California; 1984.

El sonido de una guitarra al atardecer marcaba el final de las vacaciones de verano.

La luz que resplandecía por todo el lugar llenaba cada rincón de los verdes follajes de California, pero en especial, del jardín trasero de la casa de Agustus Min.

—Creí que esto sería divertido, pero veo que me equivoqué— dijo el castaño a su lado mientras le veía escarbar la tierra.

—No actúes como bebé. Deja esa guitarra y ven a ayudarme.

—No tienes que ser grosero conmigo...

—Entonces apresúrate, el abuelo volverá pronto y nos castigará si nos ve holgazaneando.

Habían pasado muchos años desde que Seokjin apareció junto a su familia en la sala de su casa. Años en los que el pelinegro no volvió a necesitar de nadie para llenar sus tardes.

Como cada final de estación desde que tenía memoria, Yoongi se encargaba de cuidar el jardín que con tanto esmero había construido en compañía de su abuelo; y en el que obviamente, no podía faltar la ayuda de su fiel compañero de idioteces, el mayor de los chicos Kim.

Habían comenzado podando la maleza y haciendo nuevos injertos de flores en los alrededores de la casa. Ahora, se encargaban de colocar tierra abonada en las macetas que adornaban las ventanas, y de recortar las hojas de la frondosa copa del árbol que caían hacia la ventana de la cocina.

—Como sea, debemos darnos prisa. Mañana es el inicio de nuestra gran vida como chicos de preparatoria.

Yoongi rodó los ojos, recién había cumplido dieciséis años y realmente no le entusiasmaba la idea de la preparatoria. Pero Seokjin... él estaba demasiado emocionado. Era de lo único que había hablado el verano entero, y justo en ese momento... estaba a punto de ser aplastado por las ansias de que la mañana siguiente llegase.

—No es la gran cosa, relájate. Volveremos a la escuela, ¿qué más da?

—Serán los mejores años de nuestra vida, lo sé. Seré popular, las chicas me amarán y luego iré a la universidad para lograr salir de este pueblo. 

—Ajá, y según tú, ¿cómo vas a lograr todo eso?

—Entraré al equipo de béisbol. Ya verás, seré el capitán del equipo para cuando estemos en último año.

—Eres bastante ambicioso para alguien que debería estar ayudándome con las rosas —dijo con alegre tono.

Seokjin abrió los ojos, emocionado. Tenía poco más de diecisiete años, y era tan optimista como alguna vez pudo ser.

Sus sueños eran lúcidos y prometedores, pero no podía pensar mucho en ellos cuando su amigo sostenía frente a él con delicadeza los tallos verdes para injertarlos en la tierra.

Y es que Seokjin amaba las rosas casi tanto como amaba el béisbol.

Su época favorita del año era aquella en la que los rosales del jardín de su amigo comenzaban a florecer, pero para ello, primero debían de plantarlos.

Dejó su guitarra de lado y corrió hacia Min para verle colocar con lentitud los tallos entre la tierra, alrededor del gran árbol en el centro del jardín.

Seokjin sonrió cuando el otro lo hizo. En un par de meses, podría ver los rosales completamente llenos de color y eso le emocionaba incluso más que cualquier cosa.

Colocó sus manos en los hombros del muchacho con satisfacción. «Sí, definitivamente será un buen año», pensó.

Levantó su vista hacia el tronco del árbol; entonces, las viejas marcas en su corteza llamaron su atención.

LA TEORÍA DE KIM.《version one》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora