Aprender a perdonar

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❣Esta vez he decidio escribir al principio lo que suelo poner al final. Porque entiendo la necesidad que tenéis de saber que va a pasar con esta pareja, y quería deciros que a pesar de que Wilhelm y Simon son el centro de la historia, para completarla, también deben exisitir los otros personajes.
Aunque la dosis de Simon y Wilhelm  siempre está servida 😄

Sara 

Simon es un idiota me repito una y otra vez mientras camino hacia los establos. 

Me resulta extraño y reconfortante al mismo tiempo lo tranquila que está la escuela estos días. 

Cuidar de los caballos y del establo me gusta y parece ser, según dijo mi madre, que han delegado en mí una gran responsabilidad. Sí que es cierto que debo tener más cuidado con los animales, me paso prácticamente todo el día sola con ellos, pero no entiendo la razón por la que se emocionó tanto al decírmelo. 

Estoy cepillando a una de las hembras cuando llega una notificación a mi móvil. Simon acaba de encender su teléfono. 

Lo he llamado todos los días desde que acabó la escuela y no he conseguido hablar con él. Aquella tarde se despidió hecho una furia, hizo la mochila con lo primero que encontró en el armario y se fue dando un portazo. Debía estar muy dolido porque nunca antes se había comportado de esa manera. Ni siquiera cuando nos abandonó papá.

Horas antes de eso había escuchado la conversación que tuve con August al despedirnos. 

—Nos vemos después de navidades —dijo él colando un brazo sobre mi cabeza y apoyando la mano en la pared—. Y recuerda, a la vuelta todo será diferente. 

—¿Diferente...? —quise preguntar, pero me interrumpió. 

—Como nosotros, ¿Recuerdas? — Alzó las cejas sin dejarme opción a réplica.

Así era August y así me afectaba. La primera vez que me besó sentí rechazó, pero también curiosidad. Quería repetirlo para comprobar como era por segunda vez. Cuando nos acostamos, no fue para nada a como lo describen, me gustó, mi cuerpo reaccionó y eso fue todo.

Lo que me estaba proponiendo en aquel momento me parecía mucho más interesante, pero el trato ya no tenía sentido. Creí que una vez destapado su secreto aquello se había roto, pero parece ser que August sabe mantener su palabra y como supo que fue Felice y no yo la que le delató, promete cumplir con su parte y yo acepté sin dudar de él. 

—Claro, pensaba que ya no me ayudarías.  

Sus ojos se pusieron en blanco. 

—¿Quién te crees que soy? Soy un hombre de palabra, además tú no me delataste, y sería un imbécil si no mantuviera cerca a la gente en la que puedo confiar. 

Sonó frío, no comprendí porque aquello no me acabó de gustar, pero asentí y nos despedimos con un beso. 

Cuando me quedé sola en la cuadra, un ruido me hizo voltear el cuerpo de golpe. Simon estaba sentado encima de un saco de paja. 

—¿Qué ha sido eso? —preguntó con el ceño fruncido. 

No tuve que explicarle mucho para que terminara de comprender lo que acababa de escuchar. 

Regreso a Hillerska [Jóvenes Altezas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora