Un colegio prestigioso donde el poder es el principal requisito para formar parte de su comunidad, enfrenta dificultades manteniendo su reputación a causa de un problemático adolescente. ¿Qué pasa si uno de sus estudiantes tiene como fin traspasar l...
Las edades de los demás personajes se dirán en el desenlace del capítulo.
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Las suaves sábanas y las tibias cobijas eran un terrible impedimento para levantarse, incluso simplemente despegar el ojo le resultaba difícil. Suspiró, buscando la fuerza mental y física para dar comienzo a su día.
— Empieza positivo, empieza positivo —se susurró a sí mismo abriendo los ojos con pesadez y tallándolos después con molestia por la luz solar calando su vista.
"𝘉𝘦𝘦𝘱, 𝘣𝘦𝘦𝘱, 𝘣𝘦𝘦𝘱".
— Cállate, cállate, cállate —agarró el aparato que le despertaba cada mañana, aventándolo por la ventana abierta.
— ¡Auch!
— Ups.
Después de sentarse y ver por cinco minutos un punto fijo pensando en que desayunaría, por fin tuvo voluntad para poner el pie en el suelo, estirándose haciendo tronar sus extremidades sintiendo relajar sus músculos. Luego de una ducha y uniformarse fue directo a la cocina viendo el reloj, aún había tiempo.
— Veamos, ¿cuál será? —"debo dejar de hablar solo" se dijo mentalmente, viendo la pantalla de su celular listo para salir, no sin antes escoger una canción que funcione como motivación, por supuesto.
Colocó cada audífono en sus oídos sonriendo, sintiendo la vitamina D que le brindaba el sol bañar su blanquecina piel. Inhaló, aquel familiar olor a verano llegando a sus pulmones le hizo ponerse de buen humor al instante.
— ¿Qué loco aventaría una alarma? —preguntó un señor, deteniéndose a mirar el roto aparato.
— Sí, ¿pero que imbécil haría eso? —respondió alzando los hombros, dando play a la música.
Tarareaba la melodía y balbuceaba la letra caminando con su característico estilo y elegancia, meciendo sus caderas con una postura que transmitía seguridad y confianza. Lo único que arruinaba su sobresaliente imagen era la estúpida y pesada mochila, como detestaba esa cosa.
A una cuadra de llegar al colegio divisó como una conocida figura bajaba de un lujoso carro, aunque era acompañada ahora por otro. Era más bajo que Illumi, supuso que sería de menor edad, además que sus cabellos plateados resaltaban demasiado.
