Un colegio prestigioso donde el poder es el principal requisito para formar parte de su comunidad, enfrenta dificultades manteniendo su reputación a causa de un problemático adolescente. ¿Qué pasa si uno de sus estudiantes tiene como fin traspasar l...
Las edades de los demás personajes se dirán en el desenlace del capítulo.
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— Así que sí sonríes.
— De hecho, Illumi sólo es así contigo —dijo Chrollo comiendo uno de los caramelos de Hisoka—. Conmigo siempre bromea y sonríe, tú le caes mal —señaló al pelirrojo con diversión.
— Exacto, no porque sea así contigo signifique que sea así con todos.
El trío iba de regreso, las estrellas y la luna eran su única luz en la sombría noche, además de algunas luciérnagas que se les cruzaba.
— ¿Qué? ¿Pero por qué? ¡Si yo soy un amor! —reclamó poniendo una mano en su pecho ofendido.
— ¿Yo qué sé? A metros se ve que estás medio zafado de la cabeza —decía mientras amarraba su largo cabello en una coleta, al estar mojada humedecía su playera— Tal vez sea por tus cabellos rojos.
— ¿Qué hay de malo con mi pelo?
— No hay nada de malo con tu pelo, el problema eres tú —dijo Illumi, haciendo reír al otro pelinegro.
— Malo.
— ¿Lo has tenido de otro color? —preguntó Chrollo pateando las pequeñas rocas que se cruzaban en su camino.
— Sí... —sonrío dirigiendo su mirada al cielo, su mente estaba siendo invadida por recuerdos lejanos—. Lo tenía azul.
— Me hubiera gustado ver eso.
— A mí también, el azul es de mis colores favoritos —concordó el Zoldyck.
— Oh, ¿en serio?
Al llegar nuevamente a la entrada de la escuela cada uno tomó su rumbo, sus direcciones eran totalmente opuestas, lo único que los tres tenían en común ahora eran las sonrisas de sus rostros.
Físicamente se encontraba observando su reflejo en el espejo de su baño, mentalmente se encontraba en el pasado. Sus ojos dorados ahora veían al pequeño Hisoka de años atrás, desde aquel día sabía que una parte de él se había quedado ahí. No sabía con certeza si era la parte de su inocencia o su humanidad.
¿Por qué tuvo que perder lo mejor de sí mismo? Dolía tanto, pero una parte enferma escondida en su corazón le decía que así estaba mejor. Gracias a su desconfianza y el carecer de empatía le hacía más poderoso y peligroso, manteniéndose a salvo.
