Un colegio prestigioso donde el poder es el principal requisito para formar parte de su comunidad, enfrenta dificultades manteniendo su reputación a causa de un problemático adolescente. ¿Qué pasa si uno de sus estudiantes tiene como fin traspasar l...
Las edades de los demás personajes se dirán en el desenlace del capítulo.
La canción la encontrarás en multimedia.
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— ¿Por qué llegaste tan temprano? Tú siendo puntual no es nada usual.
— ¡Illu-chan! Sólo soy impuntual si se trata de la escuela nada más.
Illumi, Chrollo, Feitan, Hisoka y Machi habían quedado de verse aquel fin de semana, tenían planeado un casual paseo por el lindo bosque cercano a su colegio y aprovechar un poco la calma que les brindaba la naturaleza.
— Sí, ya lo noté —dijo con una sonrisa—. Dios, ya quería salirme de mi casa —puso los ojos en blanco mientras se sentaba junto al mago.
— ¿Uh? ¿Pasó algo? ¿O simple aburrimiento?
— No sé, el ambiente en mi casa es tan pesado, ni siquiera lo considero un hogar, ¿Sabes?
— Vivo solo, puedes quedarte conmigo cuando desees. Podríamos ver películas, comer chatarra y jugar juegos en la mesa.
— Te refieres a juegos de mesa, ¿no?
— No, dije juegos en la mesa, tú me entiendes —resaltó el "en" guiñando un ojo de forma pícara, empujando con su hombro el brazo del pelinegro sacándole una carcajada.
— Eres un idiota —rió empujando al mago—. Me alegra tenerlos conmigo, sino ahorita estaría en aquella jodida prisión. Es tan irreal para mí... Sé que suena ridículo, pero nunca se me pasó por la mente que de verdad conseguiría amigos, siento que algún día despertaré y al llegar a la escuela me tratarán como un completo desconocido —se sinceró mirando a sus pies jugando con sus dedos, desahogarse se sentía demasiado bien, pero aún era aterrador abrirse con una persona. Mostrar sus debilidades le hacía sentir vulnerable.
— Illumi, deja de pensar que somos un sueño, somos tu realidad. En vez de estar con el temor de que esto no es real, disfrútalo, vivir con miedo no es vida, es una tortura.
— Wow, pensé que de tu boca sólo salían puras idioteces.
— ¡Oye! —se quejó inflando sus mejillas y cruzando sus brazos de forma infantil.
— Gracias, Hisoka.
— Shh, no hay nada que agradecer, Illu-chan.
— Y bien, ¿Ahora qué escuchas? —preguntó el azabache, no quería volver el momento tan dramático.
