Un colegio prestigioso donde el poder es el principal requisito para formar parte de su comunidad, enfrenta dificultades manteniendo su reputación a causa de un problemático adolescente. ¿Qué pasa si uno de sus estudiantes tiene como fin traspasar l...
Las edades de los demás personajes se dirán en el desenlace del capítulo.
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— De nuevo me prohibió juntarme con ustedes.
— ¿Es por eso que te golpeó? —preguntó la pequeña pelirrosa, pasando con delicadeza la yema de sus dedos por los hematomas violáceos en la piel pálida y maltratada.
— Sí, en verdad los detesta... ¿Por qué? ¿Qué hicieron?
— Más que detestarnos nos teme —dijo Feitan con su característica voz gélida.
— ¿Por qué les tendría miedo? —siguió cuestionando Hisoka de manera ingenua, quejándose cada que Machi curaba alguna de sus heridas.
— Porque nosotros éramos parte de su mercancía infantil, nos preparaban para ser vendidos, pero en cambio de los demás nosotros logramos escapar —respondió el pelinegro—. Tú también fácilmente podrías huir de ahí.
— Lo sé, pero... No podría abandonar a mi padre.
— Hisoka, ¿Ya te has visto? Tu padre al que tanto defiendes abusa de ti y te maltrata, no porque tenga el título de padre signifique que sea obligatorio respetarle y sentir afecto, eso se gana. Además de que es un hijo de puta que priva la libertad y trafica con niños iguales a ti, abre los malditos ojos.
Y por primera vez Hisoka sintió ira irracional al hombre que le había robado su inocencia, arrebatando su infancia y teniendo que vivir con la duda de lo que es tener una vida normal. Lo triste es que no sentía pena por eso, ya que él pensaba que la vida que llevaba era común, no sabía lo que era el amor paternal o maternal, no sabía lo que era tener unos cálidos brazos rodeándote para transmitirte esa paz tranquilizadora que te hace sentir seguro, a salvo. La sensación de tener un hogar era desconocida para todos aquellos habitantes menores en Pueblo Fantasma, criados para el consumo de los demás y ajenos al amor.
— Huyamos de Pueblo Fantasma.
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— Yo renuncio... Ya no pienso asesinar a Illumi.
— No puedes hacerlo —su voz era severa, esto le recordó lo serio que era en lo que se había metido—. Desde el inicio que hicimos el trato te dije las condiciones, recuerdas lo que va a pasar si no cumples con tu parte, ¿No?
