| ᴄ ᴜ ᴀ ᴛ ʀ ᴏ |

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— Baja del coche, Minho —dijo la mujer mientras se bajaba, viendo las nulas intenciones del pelinegro por salir del vehículo.

Minho se mantenía de brazos cruzados y todavía con el cinturón puesto. Llevaba puesta su chaqueta de cuero, regalo de Hyunjin, junto a un pantalón también negro y sus gafas de sol, acentuando su aura repleta de negatividad y pesimismo. No podía sentir nada agradable en esos momentos que estaba fuera de la casa de los Han... o como se llamen.

Bufó y al final obedeció. Se quitó el cinturón de mala gana y salió del coche con una cara de los mil demonios que hizo suspirar a sus padres.

Fueron hasta la puerta y tocaron el timbre.

Minho retrocedió unos pasos y miró la arquitectura con algo de desdén. Era una casa de dos pisos, pequeña y para nada agradable, según él, puesto que la comparaba con el enorme lugar en donde vivía.

— ¡Hola! Pasen, pasen —cedió la mujer sonriente apenas abrió la puerta—, tú debes ser Minho, un placer, cielo. Yo soy Han Eunji.

— Hola —saludó el pelinegro inexpresivo, apretando ligeramente la mano de la mujer.

Cerró la puerta detrás de ellos y Minho no evitó analizar todo con ojo crítico, gritando por dentro porque no podía creer que fuera a vivir en ese lugar.

No era pequeño tampoco, sólo que era una casa normal en donde tres personas vivían cómodamente, y ahora se sumaba él. Ya estaba extrañando las grandes dimensiones de su hogar, ver a los empleados pasar de acá para allá... en fin, cosas que no iba a ver por un tiempo.

— Siéntense. ¿Quieren algo de beber? Estaba justo preparando té para la merienda —ofreció la dueña de casa, viendo a la familia Lee sentarse en los sofás.

Sus padres se veían cómodos y contentos de estar ahí, mientras que Minho quería tirarse por la ventana y correr lejos.

— Té estaría bien —dijo Haseul con una sonrisa.

La mujer se fue y los dejó solos un momento.

— Siéntate bien —masculló el hombre al ver a su hijo tirado en el sofá, de la misma forma que hacía en casa.

— Es un sofá, para eso está —se excusó, pero recibió un golpe en el pecho por parte de su madre que se levantó exclusivamente para eso —. Dios, ¿voy a vivir con una familia o con militares?

— Con una familia ajena que tiene educación, así que compórtate —exclamó su madre.

— Sí, sí —bufó cruzándose de brazos, quedándose apoyado contra el respaldar.

Enseguida la mujer regresó y se acomodó en el mismo sofá que Minho estaba sentado, así que él no evitó moverse un poco para alejarse, recibiendo una pésima mirada de su madre.

— ¿Y Jisung? —preguntó la señora Lee mientras recibía su taza.

— Ya debe estar por llegar. Hoy tenía un examen y sólo fue a eso —comunicó con una sonrisa.

— Jisung es un chico increíble. La verdad, es un orgullo —comentó sonriendo mientras acercaba la taza a sus labios, dándole una fugaz mirada al pelinegro.

Malcriado.《 Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora