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Minho no podía evitar morderse las uñas de los nervios que tenía encima. Esa era una situación en la que realmente no pensó estar así, porqué al inicio había creído que el vivir en una casa ajena no supondría cambio alguno para sí mismo, y por eso no pensó que ver a sus padres luego de tanto tiempo le causaría esa ansiedad.
Los había extrañado realmente. Ese tiempo separados le había hecho entender de una vez lo importante que en realidad eran para él, y que claramente debía ser tanto un mejor hijo cómo una mejor persona para ellos y la gente de la casa.
— Te vas a quedar sin uñas si no paras —dijo Jisung a su lado, manteniéndose tranquilo y tratando que algo de esa calma se le pegara al chico a su lado, pero estaba siendo difícil.
— Estoy nervioso, hyung —murmuró pasando ambas manos sobre sus piernas rápidamente.
Jisung sin decir nada agarró una de sus manos y la entrelazó con una de las suyas, quedándose ambos en silencio. Rápidamente sintió que el Lee se calmaba así que se mantuvo con la cabeza apoyada en su hombro y sólo se permitió sentir el suave toque del pulgar de Minho sobre el dorso de su mano.
— Pienso que yo debería estar cuando les cuentes —dijo serio mientras veía la fila de lugares vacíos enfrente de ellos.
El aeropuerto no estaba tan lleno, y habían muchos lugares vacíos.
Los Lee habían llamado a su hijo para decirle que llegaban en el vuelo de las cinco, y eran las cinco menos cinco, por eso Minho estaba tan nervioso. Él creía que a los ojos de sus padres no habría ningún cambio positivo del cual podrían sentirse orgullosos, pero Jisung estaba convencido de que ellos lo notarían, que se darían cuenta inmediatamente de que el malcriado que dejaron a su cuidado se había ido por fin.
— Lo sé, pero quiero decirles estando solo —aclaró en un suspiro—, en caso de que algo malo pase, no quiero que estés para verlo.
— De eso se trata, de estar en las malas también —reclamó separándose, inmediatamente se ganó la mirada del menor—, además, estoy seguro que no pasará nada malo. Les tienes muy poca confianza a tus padres.
— Será porque nunca hablé realmente con ellos, de nada —dijo frunciendo el ceño —, ellos tampoco me tienen confianza, es algo mutuo.
— Ahora cambiaste, amor, así que es hora de que empieces a trabajar para mejorar tu relación con ellos.
— Lo sé —murmuró en un gimoteo mientras echaba la cabeza sobre el hombro del mayor que sonrió.
Se quedaron en silencio un momento, hasta que avisaron de la llegada del avión en el que venían sus padres, así que ambos se colocaron de pie y fueron a recibirlos, encontrándose con varias personas más.
Esperaron alrededor de diez minutos hasta que las personas recién llegadas atravesaron la puerta. El corazón de Minho latía fuertemente dentro suyo, ansioso y hasta nervioso de lo que sus padres podrían decirle, pero cuando éstos pasaron y los vieron, solo sonrieron abiertamente y se acercaron a paso rápido.La mujer no dudó en abrazar al pelinegro, diciéndole cuanto lo había extrañado.
— Ay mi bebé, creí que ibas a quedarte dormido o algo así —comentó evidentemente sorprendida. Ella recordaba que muchas veces su hijo dormía toda la tarde incluso si no iba a clases, y luego a la noche aprovechaba de salir ya que no tenía sueño. Inmediatamente miró a Jisung y no demoró en abrazarlo también—. Que lindo verte, Jisung. Te queda lindo el negro —dijo viendo su cabello, topándose con la sonrisa amable del chico.
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Malcriado.《 Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ
Fiksi PenggemarLee Minho es un chico de diecinueve años con graves problemas de comportamiento y actitudes totalmente desubicadas. Un malcriado en todo el sentido de la palabra. Su vida perfecta se verá perjudicada cuando sus padres deciden sacarle todo y enviar...