| ᴛ ʀ ᴇ ɪ ɴ ᴛ ᴀ -ʏ- ꜱ ᴇ ɪ ꜱ |

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Minho llevaba diez minutos de espera en pleno estacionamiento del campus.

Los únicos que quedaban en el instituto eran los que estaban con las clases especiales, cosa que a él no le tocaba por suerte.

Debería haberle pedido el número a Changbin hace rato y quizá ahora no estaría esperando sin saber si el mayor iría o no.
Bufó mientras se levantaba y caminaba lentamente por el frente del coche sin soltar su caja de leche, ya comenzando a cansarse de esperar.
En ese momento de aburrimiento, incluso se dio cuenta que últimamente estaba consumiendo mucho las bebidas envasadas, cómo los jugos y ahora leche. Se sorprendió de sí mismo porqué antes era tan caprichoso que siempre pedía que el encargado de la cocina en su casa le preparara lo que fuera a tomar, y ahora ahí estaba, terminando una pequeña caja de leche muy tranquilo y sin quejas.

De verdad que haber estado en casa de los Han le había ayudado mucho. Sentía que veía todo con otros ojos, o mejor dicho, que finalmente veía como era todo en realidad, y que su anterior forma de ser era horrible. Hasta vergüenza le daba al recordar las veces que había maltratado a los empleados de la casa; cuando le gritaba a las chicas de la limpieza que no debían tocar sus cosas, cuando ellas sólo hacían su trabajo limpiando el chiquero en el que dormía, o cuando las echaba de la sala alegando que "estaba viendo televisión en esos momentos y que no deberían molestarlo".

Sonrió con amargura, seguro ahora estaban todos felices de que no estuviera en la casa para joderles la vida.

Otra razón para no regresar todavía.

Sólo se quedaría con Changbin esas semanas que sus padres estén afuera del país, ya luego volvería y haría que todo fuera diferente.

— Todavía me queda una clase, pero no voy a entrar porqué sino vas a seguir esperando —dijo Changbin llegando con él.

— ¿Y si mejor paso por tí cuando salgas? —propuso.

— No pasa nada, después me las arreglo.

— Changbin...

— Cállese —cortó alzando el índice frente al rostro de Minho que por unos segundos puso los ojos bizcos al ver el dígito—. Por cierto, te mentí con algo.

— ¿Eres bizcochuelo y por eso no quieres mostrar tus ojos?

— ¿Qué? ¡No! —bramó dándole un golpe en el brazo que hizo reír al menor—. En realidad tengo auto —informó mientras señalaba a un lado para mostrarle.

— ¿Y por qué me dijiste que no? —reclamó de mala gana.

— Porqué quería pasar el rato contigo —dijo sin vergüenza alguna, aunque fue Minho quién la sintió doble—, pero esta vez vamos a mi casa y es más lejos así que me tuve que venir en vehículo. Tendrás que seguirme, y espero no terminar llamándote Tortuguita.

Minho sólo entrecerró los ojos mientras lo veía alejarse e irse a su propio coche.
Él se subió al suyo y esperó a que Changbin saliera para seguirlo e ir a casa del mayor.
Durante el camino intentó memorizarse todo para no perderse en caso de tener que llegar solo después. Realmente quedaba lejos, al otro lado de la ciudad.

En el estacionamiento subterráneo del edificio ambos volvieron a juntarse y entre los dos llevaron las cosas del menor, que no eran muchas, pero sí estaban pesadas.

— ¿Qué llevas aquí? ¿Piedras? —inquirió Changbin mientras movía el bolso en su mano, intentando calcular el peso.

— Mi fracaso de vida.

El pelinegro soltó una carcajada fingida y al instante impulsó el bolso que llevaba hasta darle en la espalda al menor que se quejó entre risas.
Llegaron al interior del edificio entre bromas y risas, ganándose la mirada de varias personas que eran residentes del lugar.

— ¿Vives solo de hace mucho? —preguntó Minho mientras entraban al elevador y Changbin marcaba su piso.

— Desde los dieciocho.

— ¿Por qué tenías ganas o por problemas?

— En realidad, me mudé con mi pareja de ese tiempo. Estuvimos un año saliendo hasta que decidimos vivir juntos porqué ambos queríamos salir de casa, pero luego de dos años en convivencia él decidió terminar y bueno, me quedé solo —contó sin problemas.

Debía ser justo, porqué Minho le había contado algo importante, así que él acababa de hacer lo mismo.

— No quería hacerte recordar algo feo, perdón —dijo apenado, pero la suave risa del mayor le hizo alzar la vista y mirarlo.

— No es feo, en realidad, es la mejor época así que me gusta recordar. A pesar de como terminó todo, me gusta recordar lo bueno.

— Eres tonto pero maduro, Binnie —dijo sonriendo mientras veía los números avanzar.

— Y tú hablas demasiado, Honguito.

— Tú y tus apodos de mierda... —murmuró entre dientes. Enseguida se giró para verse en la pared donde podía reflejarse por el espejo. Comenzó a peinarse bajo la divertida mirada del pelinegro—, mi cabello no tiene forma de hongo, ¿ves? Está lacio, así que no tiene forma de hongo.

Changbin rio por lo bajo. Le causaba risa que se dedicara a explicarle el porqué no debería llamarlo Honguito. Le parecía tierno.
Mantuvo su sonrisa de burla mientras se acercaba al menor para acomodarle un mechón.
Minho lo miró a través del espejo viendo la expresión tranquila que el mayor tenía en esos instantes. De alguna forma, Changbin lo hacía sentirse en paz, como si pudiera absorber algo de la calma interior que al parecer el pelinegro tenía consigo en todo momento.

Tenía una expresión dura acompañada de una mirada fría, pero en realidad era hasta cálido y alegre, y él no podía evitar sentirse sin problema alguno cuando estaban juntos, como si aquello que le causaba malestar o preocupaciones se desvaneciera mientras tenía a Changbin enfrente.
Aunque en realidad, su único problema ahora mismo era Jisung, pero se prometió que haría lo posible para que ya no le causara nada el siquiera pensarlo.

Debía superarlo, no quería estar colgado de él por mucho más tiempo. El primer paso, que era alejarse, ya lo había dado, ahora sólo tenía que mantener la distancia.

El mayor llamó su atención cuando las puertas se abrieron, así que ambos salieron y recorrieron el largo pasillo cruzándose con algunos vecinos de Changbin que los saludaron al paso.

— Por cierto, olvidé mencionar un pequeño detalle —dijo el de ojos rasgados cuando abrió la puerta y le cedía el paso al menor.

— ¿Y ahora qué? —inquirió temeroso el Lee, esperando que no le dijera que realmente el lugar no era suyo y que era el piso de un amigo o algo así.

— Sólo tengo una cama.

Definitivamente hubiera preferido lo otro.

Definitivamente hubiera preferido lo otro

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Créditos a la autora @hardftjae

Si ven una falla o error ortográfico o de nombre me avisan en los comentarios y lo cambiare

Nos vemos en el próximo capítulo annyong 👋

Malcriado.《 Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora