XI

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Se encontró a sí mismo en el solar de las mujeres, con su luz, espacioso equipamiento y el sillón reclinable, tallado con un diseño simple, ahora permaneciendo vacío. La ventana tenía una vista a todo el camino hasta la primera torre.

El habría visto a su ejército llegar desde aquí, escalando la lejana colina y tirando más cerca, observando cada paso de su progreso al fuerte.

Habría visto partir a su propia gente, tomando comida y carretas y soldados, huyendo hasta que el camino estuvo vacío, hasta que la quietud descendió, hasta que el segundo ejercito apareció, lo suficientemente lejos para estar en silencio, pero acercándose Yifan vino para ponerse de pie a su lado.

—Kyungsoo esta confinado en una celda en el ala sur. ¿Tienes nuevas órdenes?

—¿Desnudarlo y enviarlo a Vere como esclavo? —. Yeol no se movió del alfeizar.

— Realmente no quieres eso. — dijo Yifan.

—No—, dijo él. —Quiero que sea peor.

Lo dijo con los ojos en el horizonte. Sabía que no permitiría que lo tratasen con nada menos que respeto. Lo recordó haciendo su camino sobre el frio mármol hacia él en los baños de esclavos. Podía ver su mano en los ataques que tuvieron lugar en la aldea, en la artimaña de Jackson.

—Nadie va a hablar con el. Nadie va a entrar a su celda. Denle todas las comodidades. Pero no lo dejen hacerse con ningún hombre— ya no era un tonto. Conocía sus habilidades.— Pon a tus mejores soldados en su puerta, a los más leales, y elígelos de entre quienes no tienen gusto por los hombres hermosos.

— Asignaré a Minhyuk y Changsub. —Yifan asintió, y partió para obedecer sus órdenes.

Familiarizado con la guerra, Yeol sabía que venía después, pero continuo sintiendo una desagradable satisfacción cuando la primera de sus alertas desde las torres de vigilancia comenzaron a sonar, todo el sistema de alarma resplandeciendo a la vida: cuernos en las torres internas sonando, sus hombres gritando ordenes, tomando sus posiciones en los torreones, fluyendo de las puertas de los hombres. Justo a tiempo.

Sungkyu había huido. Yeol tenía el control de ambos, de este fuerte y de un poderoso prisionero político en Kyungsoo. Y él y sus hombres estaban en su camino hacia el sur.

Los heraldos del Regente habían llegado a Karthas.

***

Él sabía qué veían los ojos Veretianos cundo lo miraban: un bárbaro en su salvaje esplendor.

No hizo nada para disminuir esa impresión. Se sentó sobre el trono en armadura, sus muslos y brazos pesados con músculos desnudos. Miro al heraldo del Regente entrar al salón.

Baekhyun sentado junto a él en un idéntico trono. Yeol dejo que el heraldo del Regente los viera —realeza flanqueada por soldados Akielanos en beligerantes armaduras hechas para matar. Lo dejo llevarse esta sala de piedra desnuda de un fuerte provincial, enfurecida con las lanzas de los soldados, donde el Akielano asesino-del-príncipe se sentaba junto al Príncipe Veretiano en la tarima, vestido con el mismo cuero crudo como sus soldados.

Lo dejo ver a Baekhyun también, dejarlo ver la imagen que presentaron, realeza unida. Baekhyun era el único Veretiano en una sala llena de Akielanos. A Yeol le gustaba. Le gustaba tener a Baekhyun junto a él, le gustaba dejar que el heraldo del Regente viera que Baekhyun tenía a Akielos de su lado— tenia a Chanyeol de Akielos, ahora en su favorecida arena de guerra.

El heraldo del Regente estaba acompañado por una partida de seis, cuatro guardias ceremoniales y dos dignatarios Veretianos. Caminar a través de un salón de Akielanos armados los tenia nerviosos, aunque se acercaron a los tronos insolentemente, sin doblar una rodilla, el heraldo del Regente se detuvo en los escalones de la tarima encontrando los ojos de Yeol con arrogancia.

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