XII

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Creí que nos dormiríamos tarde, que acabaríamos reproduciendo todos los discos hasta que amaneciera, pero no. Marcaban alrededor de las 3:30 cuando ambos estábamos cayendo rendidos al sueño, así que le ayudé a Marco a hacer una cama improvisada con un colchón que tenía adicional y muchas mantas. Él me ofreció usar su cama, a lo que por supuesto, me negué. Era el invitado, pero no sería tan hijo de puta como para quitarle su cama. 

 Su habitación era pequeña, pero ordenada, a diferencia de lo que creía, no había rastros de pintura, solo pocos muebles y estantes con cosas al azar como lapiceras y libros, no distaba de una habitación común, además olía muy bien.

Insistió en prestarme ropa para dormir, una camiseta muy ancha con mangas largas y pantalones para hacer deporte igual de anchos, esto último si lo acepté porque ya que todo fue tan precipitado no traje cosas básicas más que mi teléfono. Para mí no era problema dormir con calzoncillos y la camiseta que traía, pero si me presentaba esa posibilidad, era mucho mejor.

Usé el baño para cambiarme, era igual de pequeño y estaba bastante limpio. Me pregunté cómo es que él solo podía distribuir su tiempo en ordenar, limpiar su departamento y a la vez rendir en la Universidad de forma notable. Su ropa era de algodón, suave, y olía a jabón neutro fresco. Mientras que yo me cambiaba, el hizo lo mismo en su propia habitación, la ropa que él se puso era idéntica a la que me prestó, solo que de colores distintos. Me sonrió y ambos nos metimos dentro de las respectivas camas. Encendió una luz pequeña y conversamos un poco más acerca de la película y cosas por el estilo. Compartir ese gusto por el terror y ciencia ficción transformaba el ambiente en algo ameno donde los minutos pasaban rápidamente, incluso pasamos a tocar los clásicos románticos, las películas de culto y comedia. Conversaciones sencillas y a la vez divertidas. A veces estos mismos temas surgían entre Sasha y Connie, quienes eran los que más disfrutaban de ver televisión, pero siempre es bueno escuchar otros puntos de vista, sobre todo cuando vienen de alguien que estudia directamente artes, y que sabe interpretar los colores y esas cosas.

Ver la expresión de agrado de Marco me indicaba que iba por buen camino, sin aburrirlo ni sonar cargante con estas cosas tan extrañas. Me seguía el ritmo bastante animado, comentándome sobre los efectos especiales o hechos basados en la vida real, algo escalofriante. Cuando te pones en el lugar del protagonista de la película, la perspectiva cambia radicalmente, y en mi caso, en vez de ir a investigar un ruido raro a las 3:00 am, solo saldría corriendo lejos de ahí.

-¿Sabes algo? Ese fantasma de la película, me recordó mucho a la chica que nos topamos en la sala de artes, tu compañera.

-¿Hablas de Pieck?

Asentí.

-Pues sí, ella me da miedo, pero es graciosa. No sé por qué le gusta estar en cuatro patas, ella dice que es cómodo, pero yo no lo entiendo.

Sonrió.

-¿Qué hay del otro chico?

-Porco era conocido de uno de mis amigos, por eso fue más sencillo hablar con él, aunque no me consideraría precisamente su amigo. Él tiene un carácter muy fuerte, y hasta de miedo hablarle porque piensas que se va a enojar.

-Pero no aparentas ser alguien que va por allí metiéndose en problemas, así que dudo que se atreva a hacerte algo, y si lo hace, solo dime y le daré una lección.- dije molestándolo, intentando posicionarme como un caballero de armadura brillante.

-¿Eh? Pero Jean...- sonrió ocultando su rostro en la almohada. - ¿Por qué harías eso?

-Nadie debe ir por ahí golpeando ángeles.

Desvié mí mirada inmediatamente, me ardieron las mejillas y esperé unos segundos a que se me pasara, era la primera vez que mencioné esa similitud.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2021 ⏰

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La vie d' Jean.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora