Habían pasado dos días y ni me había acercado al salón de artes, ponía excusas para ir con mis amigos por caminos contrarios a esos. Me encontraba algo nervioso. Quería encontrármelo de nuevo con el pecoso para poder continuar hablando de cualquier tema que surgiera, pero por otro lado no quería hacerlo porque me sentía raro. Tal vez solo lo estaba incomodando frente a sus actividades normales, y en el fondo lo único que haría sería alejarlo y que me evitara.
Por otro lado, mis actividades en la tarde no me entusiasmaban para nada, debía estudiar para un examen del próximo miércoles y gracias a que no me gustaba ser un irresponsable, comenzaría desde ya estudiando para no morir a última hora por una irresponsabilidad.
Aunque no lo niego, no era para nada motivador.
Y demonios; el libro de asignatura estaba en las aulas de clase, y básicamente todo estaba resumido ahí y me ayudaría a hacer apuntes de lo más importante.
Encendí un cigarrillo aprovechando que me encontraba a las afueras del campus, no quería molestar a nadie con el humo.
"Tendré que ir a buscarlo, eso sin duda es motivador."
En fin, la caminata era corta y los profesores se quedaban hasta las 8 pm, así que mis oportunidades no estaban del todo perdidas. Conseguiría el libro y me largaría de ahí lo antes posible. Exhalé el humo con esencia a menta. No estaba cansado en particular, pero ya estaba pensado en tumbarme un rato en mi cama o en sofá mientras esperaba a mi madre para cenar.
Aún quedaba gente deambulando por ahí, los que tenían clases hasta tarde, apenas unos pocos grupos. Cuando acabé de fumar me introduje de nuevo en los pasillos, topándome con gente al azar conocida y no conocida. No tardé en conseguir el libro y no fue para nada difícil. Solo me faltaba retornar y por fin tendría un merecido descanso.
Cuando me dirigía a la salida común, pasé por el salón de artes. Estaba con las puertas abiertas –parece que era costumbre que estuviera así siempre-. Y eché una mirada fugaz dentro, solo por curiosidad. Visualicé una figura y me acerqué para distinguir de quién se trataba.
Era el pecoso.
No notó mi presencia, estaba de espaldas a mí y muy concentrado ordenando unos materiales en su mochila.
-Hey- le dije para no asustarlo, lo que no dio resultado porque sus hombros dieron un sobresalto y volteo la cabeza rápidamente.
Cuando me vio sonrió de forma nerviosa, pero no incómoda.
-Disculpa, me asusté, había mucho silencio- reconoció rascándome la nuca y mirando hacia el costado.
-Perdóname a mí, no era mi intención asustarte.
Decidí acercarme más, cruzar la barrera y estar ya dentro de la sala.
-Disculpa la pregunta pero... ¿Qué haces aquí en este horario?
-Tenía que terminar un trabajo en la sala y el profesor me encargó cerrar cuando me fuera, recién terminé.
-Oh, vaya... No sabía que te tenían tanta confianza.
-Es lo que me gano por ser el más responsable de la clase.... ¿y tú? ¿Tus clases terminan tarde?
-Oh, no, la verdad no, solo vine a buscar un libro que necesito para estudiar.- le respondí enseñándole dicho material que tenía bajo mi brazo.
-Hum... ya veo...- respondió el en voz baja y desvió la mirada, de seguro era por la incomodidad y la carencia de algún tipo de tema en concreto para hablar. Me sentí como una molestia, más aún porque no tenía idea de que más decir.
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La vie d' Jean.
Fanfiction¿Cómo surge el enamoramiento? ¿Es acaso una fuerza misteriosa que está guiada por el destino o un Dios? ¿Es una respuesta racional de nuestro cerebro por la lucha de no estar solos? ¿O es solo arte y colores brillantes mezclándose, escurriéndose par...