III

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-...citas algo?

"¿Eh?"

-¿Disculpa?

-Pregunté si necesitas algo...

El desconcierto que hizo presa mi mente y no me dejó escuchar lo que pasaba, y a su vez no dejé de pensar en lo pequeño que era el mundo y en las vueltas que trae la vida. Quien tenía al frente era nada más ni nada menos que "el pecoso del semáforo", sin duda alguna. Reconocería esos ojos brillantes y marcadas ojeras, además de su peculiaridad más obvia.

"Mejillas llenas de pecas"

-Eh... No, no, solo vine a mirar por curiosidad.- Dije en voz baja agachando la cabeza, algo avergonzado por husmear sin permiso, con la inseguridad presente de obtener una amonestación por su parte.

-Ah... pues solo era eso.

Su rostro se veía relajado y con una sonrisa diminuta, suspiró con los ojos cerrados, no inspiraba para nada estar a la defensiva.

Abrió nuevamente los ojos y los dirigió hacia mí, no quitaba la sonrisa de su rostro. Por Dios, de seguro me reconocía, nos quedamos pegados mirándonos un buen rato -o eso me pareció- y no tengo características comunes como para ser olvidado fácilmente. No, no estoy siendo narcisista, es simplemente que nadie ignora a un tipo con el cabello dañado y turquesa además de ropa negra cuando hace sol.

Sí, me recordaba, no había duda, solo estaba actuando para que esta situación fuera lo más normal posible, un encuentro con un curioso desconocido totalmente normal.

-¿Quieres unirte a las clases de arte?

-¿Ah?

En su lugar habría pensado lo mismo, si no, ¿Por qué estaría ahí?

-Gracias, pero cosas como dibujar no son lo mío, soy más de lo musical y... eso.

No tuve idea de por qué le di más detalles, cuando simplemente le pude haber dado un cortante "gracias, pero no. Solo estaba viendo" y haberme ido de ahí...

-¿En serio? Pero artes no es simplemente dibujar, trabajamos la escultura, pintura y fotografía, incluso solemos utilizar arcilla y cosas moldeables, es un campo muy amplio.

-Gracias, pero estoy seguro. No es lo mío.

El chico se sostuvo el mentón, pensando.

-Entonces te va la música... ¿Cómo qué?

-Pues... -repasé en mis recuerdos unos dos segundos- tocaba guitarra tradicional cuando era niño, posteriormente aprendí con la eléctrica... aunque más que nada, canto.

Fue nostálgico recordar eso. Nunca hubo banda como en las películas, ni toqué en un club nocturno, todo lo que practiqué fue en el taller musical de la escuela, y fui demasiado tímido como para ir más allá en presentaciones que hacía la propia escuela.

-Suena genial ¿Y qué cantas? ¿Algún estilo en específico?

-Rock... pero no del pesado... más bien el glam rock, creo que es el que más he intentado. –Hice una pausa temiendo que no me haya entendido, pero no había expresión de duda.

-¿Es es el único estilo musical que te gusta?

-La verdad no... Hay más... me gusta el folk metal, y el rock y pop antiguo, desde las década de los 70 hasta ahora. ¿Te gusta Queen? Yo adoro Queen.... – solté una risa nerviosa rascándome la nuca.

El asintió.

-Por un momento creí que eras más artístico. No es común ver a gente cambiándose de carrera a mitad de año pero... siempre es agradable tener más gente.

-¿Por qué lo dices, lo de que creíste que era artístico?

-Pues... por tu cabello.

"Claro, la tintura". Negué con la cabeza.

-Esto fue solo... un arrebato. Debo cortarlo, solo me causa incomodidad.

Mentí, no se me daba bien, pero hice lo que pude y pareció ignorarlo; una mañana amanecí con un inmenso dolor de cabeza, pues la noche anterior fui a una fiesta que acabó de una forma bastante intensa. De lo poco que recuerdo, es de haber despertado con el cabello pintado de azul sin decolorar y las almohadas manchadas de tinturas. Mi madre, por supuesto, hizo un escándalo bien grande.

-De todas formas, las puertas están abiertas si quieres unirte. No somos muchos, así que no te causará problema moverte por aquí.

-Gracias, nuevamente. Preguntaré a mis cercanos si a alguien le interesa ¿Tu llevas mucho tiempo aquí?

Debíamos tener la misma edad, así que supuse que tutearlo no sería problema. Además de que él había hecho lo mismo anteriormente.

-Ah, pues sí. Unos dos años más o menos.

-¿Y te gusta mucho el arte?

Miró hacia arriba un momento, frunciendo los labios antes de contestarme.

-Me gusta mucho, sí. Desde niño me que disfrutaba de ver obras y eso, y quise dedicarme de lleno a ello. Actualmente las oportunidades laborales no son un problema, así que no me preocupa.

Me quedé en silencio sin sabía que más decir para evitar un silencio incómodo. Por los nervios, opté por dar un paseo por la sala, observando con mucho más detalles los implementos, me sorprendió un esbozo a carboncillo de lo que parecía ser una figura humana masculina sobre un lienzo, la mitad derecha estaba en completa anatomía, con detalles de piel y el rostro, en cambio la izquierda, solo era el esqueleto. El realismo y detalle de sombra me dejó impresionado observándolo unos segundos.

-¿Te gusta?- me preguntó.

-Está genial, me encanta el detalle de las sombras... ¿Lo hiciste tú?

-Así es.

Su respuesta me dejó asombrado, solo había interrogado por inercia, pero al ver que ese chico era capaz de darle tanto realismo a ese dibujo, hizo que me quedara sin palabras.

-Está bueno. De verdad que está bueno- reconocí aún muy impresionado.

-Yo no lo creo- me dijo nerviosamente desviando la mirada hacia el suelo- mi profesor dice que le falta realismo, aunque creo que en el fondo, no le gusta que se vea tan... oscuro

-¿Oscuro? ¿Te refieres al trasfondo?

-Algo así... Era una clase de libre expresión, así que...

Se detuvo desviando la mirada, con un aura de incomodidad perceptible. Tal vez lo estaba molestando demasiado. Tal vez tenía cosas importantes que hacer y yo estaba ahí, haciéndolo perder el tiempo.

-Bueno... Gracias de todas formas por el ofrecimiento de las clases, veré si puedo hacer algo para promocionar la carrera.

-Oh está bien, me alegra que lo compartas. De todas formas si quieres venir... reitero; las puertas están abiertas.

-Gracias.

Dudé el cómo despedirme, si una simple seña bastaría o me acercaba a estrecharle la mano...

Opté por la primera, pero le sonreí levemente para no parecer grosero antes de salir de la sala y posteriormente del edificio.

El viento fresco de otoño quitó el olor a pinturas en mis fosas nasales y todo aquello que me recordara a las clases de artes, menos la imagen de aquel pecoso.

"Maldición, no le pregunté su nombre".

La vie d' Jean.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora