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No prestaba atención exactamente a clases, mi cabeza daba vueltas entre el pizarrón, las ventanas y el perfil de Armin, quien a pesar de estar en el mismo estado que yo, podía fingir de mejor manera concentración en lo que el profesor explicaba. También visualicé a Connie y Sasha, quienes no podían ocultar su falta de sueño y se habían refugiado entre los libros para descansar los ojos. Se notaba que Eren también hacía su mejor esfuerzo por mantenerse conectado al mundo, aunque sus ojos pareciesen a punto de explotar. Mikasa era la única más responsable que si se había ido a dormir temprano la noche anterior y no estaba muriendo como nosotros, y nos ignoraba completamente como si nos reprochara con eso, lo que si daba resultado, al menos en mí, cumplía su cometido de hacerme sentir culpable.

Intenté fijar nuevamente mi vista al frente. El profesor hablaba de las distintas fórmulas que se podían aplicar a una rápida contabilidad y otras cosas a las cuales no le podía poner atención. A estas alturas no se complicaban las cosas con nombres difíciles, y mucho menos las matemáticas. Pero la fiesta, la jodida fiesta en un jodido día de semana con incontables bebidas alcohólicas, música a todo reventar y cigarrillos por doquier me habían dejado el cerebro totalmente seco e incapaz de pensar en algo más que no fuera lo mucho que ansiaba mi cama. El tiempo incluso parecía ir más lento, pasaba un minuto y retrocedía 5.

-¡Joven Springer! ¿Está poniendo atención a la clase?

El llamado del profesor me sobresaltó tanto a mí como al aludido. Se incorporó rápidamente y asintió con una energía que no se veía hace unos segundos.

-Bien, entonces complete y resuelva la fórmula de la pizarra y explíqueme el procedimiento, por favor.

Le daba mi más sentido pésame a Connie.

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Al terminar nuestro ultimo periodo de clases, parecíamos un grupo de zombies de lo cansados que estábamos, no era buena idea amanecerse ni ir directo a clases de esa forma. Definitivamente no lo recomiendo. Hace unos años hacer esto me hubiera parecido cool y antisistema, como la persona terca que soy. Sin embargo, en estos momentos estaba esforzándome por mantenerme de pie. No era lo mío, necesitaba dormir, y el resto igual.

-Ya ven que eso les pasa por no respetar sus horarios de sueño.- nos reprochó Mikasa a las afueras del campus. La forma que tenía de vestir, con faldas largas de colores oscuros y playeras o sudaderas enormes también oscuras, sumado a un montón de joyería alternativa no la hacían parecer como una madre quien castiga a sus hijos... no sé qué es lo que parecía en realidad, cualquier cosa menos una figura autoritaria. Solo el hecho de conocerla de años y saber cómo era cuando se enojaba hacía que la escuchásemos con respeto, pese a ya saber cuál fue nuestro error.

-Creímos que aguantaríamos...sentimos que el alcohol ya no nos afectaba- habló Armin en defensa de todos. Él fue arrastrado frente a la insistencia de todos nosotros, acompañando con una gaseosa al principio para luego continuar con pequeños shoots de vodka, luego lo obligamos a probar el tequila. Acabó vomitando poco después de eso, suponía que por eso se veía tan lucido.

-Casi paso vergüenza frente a toda la clase... me salve solo por tener memorizado todo- murmuró Connie sobándose la cabeza.

-Aun así... tu explicación fue algo mediocre.- Acotó Sasha con una expresión de burla.

Por Dios, mi cabeza dolía y me cansaba mucho.

-Necesitamos dormir... no sé si nos convenga seguir con la dinámica de fiestas por el periodo de clases... podemos caer en bronca con nuestros padres.

Es cierto, al menos era totalmente comprensible por parte de Eren, quien tenía padres bastante estrictos desde que se comenzó a meter en problemas.

-No sé cómo voy a explicarle tu estado a tu madre...- suspiró Mikasa pareciendo agobiada. Yo también lo estaría si tuviera que cuidar a Eren después de que él mismo se metiese en un lío una y una y otra vez.

-No vas a tener que explicarle nada, ya no soy un niño pequeño que necesita que constantemente lo estén vigilando.

-No, pero sigues viviendo en su casa, y mientras lo hagas tu madre se va a entrometer lo que sea necesario.

Era casi cómico el ver como esos dos convivían, como hermanos en constante competición.

Al llegar a las calles que empezaban a separarse en distintas direcciones, cada uno se despidió y comenzamos a seguir nuestro propio camino. La ciudad era grande y cada uno vivía por un sitio casi opuesto al de otro. Yo debía de caminar unas cuantas cuadras a pie antes de tomar el transporte público. Como inicio de semana había mucha gente fuera; estudiantes de secundaria en uniforme queriendo relajarse un rato después de clase, adultos con maletines o haciendo mandados, hablando por teléfono a la vez. El sol me molestaba mucho así que escogía cada sombra para estar tranquilo un rato y no estresarme por mi propia irresponsabilidad. Pensé en fumar un poco para distraerme y relajarme un rato antes de llegar a casa y dormir, pero el humo en movimiento es mucho más molesto, y no quería detenerme en un rincón o parque para hacerlo y desperdiciar valiosos minutos en lo que estaría en mi cama, así que en lugar de eso, respiré profundamente para evadir el estrés que me comenzaba a causar. El viento estaba helado pero el sol muy caliente, esto del calentamiento global está cada vez peor.

Tuve que esperar un semáforo en un momento, resguardarme al lado de este para evitar que el sol me golpease la cara, mucha gente estaba tanto a mi lado como al frente. Noté cuando la luz roja cambió a verde y comenzamos a avanzar mecánicamente a través del paso peatonal. En un momento sentí que algo golpeó mi costado, aunque más que un golpe fue un leve topón con algo que no supe que fue, así que quise fijarme para ver si merecía una preocupación de mi parte, como un sujeto que estuviese robando o algo...

Fue un caballete, estaba cubierto por una bolsa pero por la forma lo identifiqué rápido. Subí la mirada para ver al dueño de aquello, donde apenas al percatarme, de un momento a otro, donde el tiempo pareció detenerse, mis ojos estaban conectando con otros contrarios, unos ojos color café sube, yendo hacia los tonos miel. Reposaban sobre unas notorias ojeras en unas mejillas pecosas de pómulos marcados. Aquellos microsegundos en los que conecté miradas con ese chico, usuario de aquellos ojos y pecas se percibieron larguísimos, ausentes de cualquier incomodidad. Estaba mirándome también, ambos nos estábamos mirando al punto en que llegamos a voltear nuestra cabeza.

La masa de gente nos arrastró y rompimos contacto visual. No pude evitar sentirme extraño, con un nudo en el estómago, una sensación similar a la felicidad, con la diferencia de que yo no estaba feliz en realidad, si no que muy cansado.


La vie d' Jean.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora